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La Iglesia celebró el pasado 23 de abril, segundo domingo de Pascua, la solemnidad de la Divina Misericordia, fiesta instituida por san Juan Pablo II.
Este año, la Parroquia San Salvador (Leganés) se engalanó para celebrar por todo lo alto esta solemnidad, en la que Jesús, traspasado en manos, pies y costado, invita a los fieles, como al apóstol Tomás, a adentrarse en esas llagas por las que su misericordia se derrama sobre todos, en la sangre y en el agua que manan de su costado.
La tarde comenzó con la exposición del Santísimo y el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia, tal y como el Señor mandó a santa Faustina Kowalska, apóstol de la Misericordia.
A continuación, D. José María Avendaño, vicario general de la Diócesis de Getafe, presidió la eucaristía, en la que habló sobre el dolor que causa el pecado y sobre la gran misericordia que Dios tiene al hombre, por el que se entrega en la Cruz por amor.
Esta misericordia llega a cumplimiento con su resurrección y con el envío del Espíritu Santo, tal y como se relataba en el pasaje evangélico de este día.
Al finalizar la misa, el vicario dio a besar la reliquia de santa Faustina Kowalska a todos los asistentes.
La jornada finalizó con el rezo de las solemnes vísperas del segundo domingo de Pascua, con las que culminó la Octava de Pascua, en la que se invitó a todos a reconocer que la misericordia de Dios es grande, y se recordó que el cristiano tiene la misión de darla a conocer a todos los pueblos y naciones.