retirorenovacinweb

La Parroquia Nuestra Señora de La Saleta (Alcorcón) acogió el sábado 10 de junio un retiro espiritual organizado por el grupo Tabor, perteneciente a la Renovación Carismática Católica de España.
El párroco de La Saleta, D. José Antonio Medina, fue el encargado de predicar este retiro, que tuvo como lema ‘Ven y verás el amor del Señor’.
Oraciones de alabanza, enseñanzas, eucaristía y adoración al Santísimo completaron la jornada espiritual.
Éstos son los testimonios de algunos de los participantes en el retiro:
Montserrat Mbomio-Mba del Grupo Tabor, de la Parroquia Santa María la Blanca (Alcorcón): “En este retiro hemos podido recibir una invitación personal de Dios padre para conocer cómo es ese amor que nos tiene. Cómo es ese amor con que nos ama a cada uno. A lo largo del día pudimos reconocer, a través de las preciosas enseñanzas del padre José Antonio Medina, que desconfiamos del amor incondicional de Dios porque pensamos que Él es como nosotros. Pensamos que Dios reacciona como yo lo haría.
Al final del día, muchos salimos diciendo: ‘a partir de hoy voy a dejarme amar por Dios’. Se vivió una gran alegría en todo el encuentro. Las canciones del ministerio de música estuvieron muy ungidas por el Espíritu Santo. En los momentos de adoración al Santísimo Sacramento, Jesús mismo intercedía ante el Padre llevando todas nuestras oraciones y nuestro corazón rendido.”
Carmen Abellán de la Renovación Carismática Católica de La Saleta: “Empezamos con una alabanza al principio suave, que luego fue subiendo cada vez más. Como siempre, el Señor me sorprendió y nos dio una palabra que define lo que vino a continuación (Hechos 20,32).
El padre José Antonio Medina nos habló del amor de Dios desde el principio de los tiempos, ese amor que a veces queremos hacer a nuestra medida y que, si de verdad supiésemos lo que Dios nos ama y nos dejásemos llevar por Él, nuestra vida sería totalmente distinta. Se nos habló del amor en mayúsculas, del amor sin medida que Dios nos tiene. Fue un momento de mirar a la cruz y pensar que somos egoístas y que sólo nos acordamos de Él cuándo nos va mal. Qué poco le damos gracias y cuánto le pedimos.
El Espíritu Santo nos ha demostrado que las cosas de Dios las lleva Él. Sólo tenemos que dejarle que actúe y dejarnos llevar. Al finalizar el retiro, la alabanza fue más intensa, más alegre. Estábamos convencidos de que el Señor nos había convocado ese día y habíamos respondido a su llamada”.