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Dentro del marco de las celebraciones por su décimo aniversario de existencia y quinto de la inauguración de su templo, la Parroquia San Carlos Borromeo (Villanueva de la Cañada) ha festejado el fin de curso por todo lo alto con la alegría y la unidad que son las señas de identidad de esta comunidad abierta al mundo.
El equipo organizador estuvo liderado por los integrantes del grupo Alpha, realidad comprometida en la nueva evangelización.
Cabe destacar la implicación generosa y entregada de los nuevos miembros de la comunidad que estuvieron presentes tanto en la cocina, -se sirvieron más de 300 raciones de paella entre otros platos cocinados por los feligreses-, como en la posterior velada que fue amenizada con un concierto de alabanza cristiana a cargo del nuevo coro parroquial, integrado por personas de diferentes nacionalidades: venezolana, francesa y española.
En la fiesta hubo además un momento cultural para poder admirar la obra del reconocido pintor Urbano Galindo que con gran generosidad ha donado a la parroquia y que será subastada para contribuir a pagar el templo.
También hubo ocasión de reírse en familia con la representación del sainete ‘Ganas de reñir’, obra clásica de los hermanos Álvarez Quintero que fue representada por el responsable de liturgia, D. Eduardo Vilela, y una de las consagradas de la Fraternidad Seglar en el Corazón de Cristo de la Diócesis de Getafe, Dña. Olga Jiménez.
Como no podía faltar el baile, un grupo de feligresas que forman parte de los distintos grupos pastorales de la parroquia (Carismáticas, Notre Dame de Vie, Comunión y Liberación, grupos de matrimonios, Alpha) junto a catequistas de comunión y madres de catequesis "movidas" -nunca mejor dicho- por el Espíritu Santo, invitaron a los presentes, niños y mayores, a participar de una clase de baile de música contemporánea guiadas por el profesor Iban Naval.
Después de tanto "ejercicio" repusieron fuerzas con la tradicional cocina venezolana a cargo de este colectivo, muy presente en la parroquia, y ¡cómo no!, para los más pequeños, hubo chuches, helados, granizados y juegos, todo organizado por el grupo de jóvenes que buscan costearse un viaje a Holanda para formarse en el método Lifeteen.
Unidos por el afán evangelizador y llenos de agradecimiento, esta comunidad parroquial ha demostrado cómo la diversidad de carismas, centralizados todos en
su pertenencia a Cristo, genera una riqueza de vida que se contagia de miembro a miembro y hace crecer la comunidad.
Arropados siempre por su párroco D. Gonzalo Perez Boccherini y los sacerdotes Paul Schneider y Laurent Ortega,  fue una fiesta entrañable, divertida  y abierta a todo el pueblo de Villanueva de la Cañada que no dudan en repetir en el futuro.