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Coincidiendo con la clausura del Año de la Misericordia en la Diócesis de Getafe, el domingo 13 de noviembre el obispo D. Joaquín María López de Andújar bendijo el nuevo altar en honor a Jesús Misericordioso en la Parroquia Nuestra Señora de La Saleta, en Alcorcón.
La celebración se inició con una eucaristía presidida por D. Joaquín y concelebrada por los sacerdotes de La Saleta: el párroco, D. José Antonio Medina, y los vicarios parroquiales, D. Carlos Dorado y D. Juan Miguel Rodríguez, acompañados por el diácono permanente D. José Carlos Julián.
En la homilía, el prelado, en alusión al Evangelio del día, explicó la importancia de ser “testigos de la misericordia divina en medio de un mundo en el que hay tanta confusión”, y destacó que “tenemos que dar gracias a Dios por haber experimentado su misericordia, que nos llena de esperanza”.
La eucaristía coincidió también con la celebración del Día de la Iglesia Diocesana. Por eso, D. Joaquín pidió a los presentes recordar “que somos una gran familia” e insistió en que la Iglesia tiene que salir fuera a evangelizar, “porque hay muchas personas necesitadas de amor”.
“Y no será fácil. Pero el Señor nos dice que no tengamos miedo”, añadió.
D. Joaquín concluyó diciendo que es en la eucaristía donde se vive “el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesús”.
Justo antes de la bendición final, y ante más de un centenar de fieles que asistieron a la ceremonia, D. Joaquín bendijo el altar como signo de la misericordia de Dios, para que, siguiendo la petición del papa Francisco en este año litúrgico que acaba, la misericordia pueda llegar al mundo como una muestra de compasión y cuidado de la Iglesia.
La Parroquia lleva preparando este altar desde el tiempo de Pascua para que estuviera listo en el momento de la clausura del Año Santo, en respuesta a la llamada del santo padre.
A partir de ahora, el altar de Jesús Misericordioso permanecerá ubicado bajo el cuadro de la Divina Misericordia y quedará en esta iglesia de forma permanente como un rincón de testimonio de la misericordia y la paz.
La pieza ha sido realizada por el taller especializado en arte religioso Artemartínez, de Horche (Guadalajara).