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Queridos hermanos y amigos.

Hace apenas dos años que Manos Unidas recibió el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia con motivo de los 50 años de la Organización; fue un hito al reconocer la meritoria labor de tantos miles de voluntarios y colaboradores.

Pero no fue un punto de llegada sino que continúan trabajando generosamente para combatir el hambre en el mundo.

Este año la Campaña LIII contra el Hambre tiene cómo lema “La salud, derecho de todos: ¡Actúa!”.

Conviene que nos fijemos en los elementos que configuran Manos Unidas: es una Organización No Gubernamental para el Desarrollo (ONGD); es católica y formada por voluntarios. Su fin es combatir el hambre, la pobreza y el subdesarrollo y, aún más urgente, luchar contra las causas que la provocan.

Su Santidad el papa Benedicto XVI nos ha enviado ya el Mensaje para la Cuaresma de este año. Nos propone meditar el texto de la carta a los Hebreos: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (Hb 10,24). Meditarlo, sí, para ponerlo en práctica.

A propósito de la actitud de los que “dieron un rodeo”, a diferencia del buen Samaritano (Lc 10,30-32), para no atender a aquel hombre al que los salteadores habían despojado y dado una paliza, y de la actitud del rico Epulón, ese hombre saturado de bienes que no se percata de la condición del pobre Lázaro, que muere de hambre delante de su puerta (Lc 16,19), el Papa comenta: se trata de ‘fijarse’, de mirar con amor de compasión. Y se pregunta: “¿Qué es lo que impide esta mirada humana y amorosa hacia el hermano? Con frecuencia son la riqueza material y la sociedad, pero también el anteponer los propios intereses y las propias preocupaciones a todo lo demás. Nunca debemos ser incapaces de «tener misericordia» para con quien sufre; nuestras cosas y nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos al grito del pobre. En cambio, precisamente la humildad de corazón y la experiencia personal del sufrimiento pueden ser la fuente de un despertar interior a la compasión y a la empatía: «El justo reconoce los derechos del pobre, el malvado es incapaz de conocerlos» (Pr 29,7)” (n. 1).

Manos Unidas trabaja, precisamente, para sensibilizar a la población española para que conozca la realidad de los países en vías de desarrollo; para que no dejen de “fijarse” en tantos miles, millones, de personas, en particular de niños, que no es que no tengan medios para vivir medianamente bien, sino que mueren literalmente, de hambre y a causa de las enfermedades: sida, tuberculosis, dengue…; de ahí el lema de esta campaña centrada en el 6º Objetivo de Desarrollo del Milenio: “La salud, derecho de todos: ¡Actúa!”.

Os animo a que leáis con atención la información que proporciona Manos Unidas en los folletos. Ahí encontraréis unas cifras significativas de los proyectos por prioridades y por continentes; los países; los voluntarios; el origen de los ingresos y la distribución de los gastos.

Una vez más agradezco, de todo corazón, el espléndido trabajo del equipo directivo diocesano y de sus muchos colaboradores, animo a todos a colaborar durante todo el año como voluntarios, y a promover en vuestros ambientes familiares, profesionales y culturales la caridad que hace posible el pleno desarrollo de las personas y de los pueblos.

Con mi bendición y afecto.
+ Joaquín López de Andújar, Obispo de Getafe
Getafe, febrero de 2012