El obispo diocesano, Mons. Ginés García Beltrán, y su obispo auxiliar, Mons. José María Avendaño, han concluido el pasado domingo 21 de diciembre la visita pastoral a la parroquia Santa María Magdalena de Ciempozuelos: dos semanas de intensa cercanía, diálogo y encuentros con los distintos grupos de pastoral y fieles de esta comunidad histórica y viva.
En el transcurso de las jornadas han estado acompañados por el párroco, Israel Guijarro, y por los vicarios parroquiales, Antonio Sánchez y Mateo Romero, que también concelebraron el día de la clausura.
Durante la celebración eucarística que puso fin a la visita pastoral, presidida por Mons. José María Avendaño, el obispo auxiliar reflexionó profundamente sobre el sentido del Adviento, la fe, la esperanza y el desafío de abrir el corazón a la presencia de Dios en la vida cotidiana. «La visita pastoral no es una inspección, ni un acto administrativo… hemos venido aquí a escuchar, a caminar con nuestro pueblo y a reconocer la acción de Dios en medio de esta comunidad concreta, con sus luces y también con sus sombras», afirmó el obispo, poniendo en el centro la experiencia de fe vivida por la parroquia.
Mons. Avendaño alentó a los presentes a fortalecer la vida parroquial y comunitaria, animando a los fieles a vivir una fe auténtica y transparente: «Pidamos al Señor… que tengamos un corazón limpio, que no llevemos dobles intenciones, ante los demás aparentamos una cosa y luego hacemos otra…», exhortando a reconocer que la fe cristiana nace muchas veces «del dolor atravesado por la esperanza» y que incluso cuando «parece que todo ha terminado, Dios tiene la última palabra, y la palabra es vida».
La homilía incluyó momentos de agradecimiento a los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y agentes de pastoral que han hecho posible la vida comunitaria en estos días: «No estamos solos, el Señor camina con vosotros y el obispo camina con vosotros, la Iglesia os acompaña… dentro de tres días celebraremos que Dios se ha cedido, que entra en nuestra historia, que no impone, sino que ofrece. Esa es la mayor esperanza: Dios está con vosotros. Esta es una parroquia que mira al futuro con esperanza».
Una comunidad con historia, arte y compromiso

El obispo auxiliar también destacó que la parroquia Santa María Magdalena, ubicada en el corazón de Ciempozuelos, es un referente histórico y espiritual en la región. Su templo, con una construcción que data de finales del siglo XV o principios del XVI, y con una valiosa riqueza artística —como el retablo de Pedro de la Torre y una pintura de Claudio Coello del siglo XVII— «es testimonio vivo de la fe y el compromiso de generaciones de fieles».
Ciempozuelos se define también como una «ciudad hospitalaria», señaló, reconociendo la atención y acogida que ofrece a los más vulnerables, especialmente a través de instituciones como la comunidad de los Hermanos de San Juan de Dios y las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, entre otras realidades religiosas y sociales presentes en la localidad. Esta dimensión de servicio y fraternidad fue señalada por Mons. Avendaño como un «signo del rostro de Cristo que se descubre en el cuidado del otro».
Símbolos de fe y futuro
Mons. Avendaño subrayó que la visita pastoral, lejos de ser un punto final, ha de ser un punto de partida para continuar cultivando la comunión, la fraternidad y la misión evangelizadora: «La parroquia no solo es un lugar donde se celebran los sacramentos, es una familia, una casa abierta, un espacio donde nadie debería sentirse en peligro… Dios ya actúa en medio de nosotros», alentó.
La visita pastoral se ha desarrollado desde el 9 de diciembre, con encuentros, celebraciones litúrgicas, momentos de oración y espacios de diálogo con todos los grupos de la parroquia, autoridades, colegios, residencias, y otras entidades de Ciempozuelos, culminando en una celebración plena de esperanza en el corazón del Adviento y preparatoria de la Navidad.