Pro orantibusEl próximo domingo 22 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra el Día Pro Orantibus bajo el lema ‘Contemplad el rostro de la Misericordia’.

En el transcurso de esta jornada se invita a todos los fieles a:

1. Orar a favor de las personas consagradas en la vida contemplativa, como expresión de reconocimiento, estima y gratitud por lo que representan y por el rico patrimonio espiritual de sus institutos en la Iglesia.

2. Dar a conocer la vocación específicamente contemplativa, tan actual y tan necesaria en la Iglesia y para el mundo.

3. Promover iniciativas pastorales dirigidas a incentivar la vida de oración y la dimensión contemplativa en las Iglesias particulares, dando ocasión a los fieles, donde sea posible, para que participen en las celebraciones litúrgicas de algún monasterio, salvaguardando en todo caso las debidas exigencias y las leyes de la clausura.

En la Diócesis de Getafe existen 12 institutos religiosos de vida contemplativa: Concepcionistas Franciscanas, en Aranjuez; Bernardas Cistercienses, en Boadilla del Monte; Carmelitas Descalzas, en Boadilla del Monte y Getafe (Cerro de los Ángeles y Perales del Río); Clarisas Franciscanas, en Chinchón, Cubas de la Sagra, Griñón y Valdemoro; Agustinas Recoletas, en Colmenar de Oreja; Capuchinas de Santa Clara, en Pinto, e Hijas de María Nuestra Señora, en Valdemoro, un remanso de paz en medio del bullicio del mundo, dedicadas a la oración.

Ésta es una celebración gozosa para dar gracias a Dios por el don de la vida de los monjes y monjas, que se consagran enteramente a Dios y al servicio de la sociedad en los monasterios y en los claustros. Es un día también para que todo el pueblo de Dios ore al Señor por esta vocación tan especial y necesaria, despertando el interés por las vocaciones a la vida consagrada contemplativa.

La vida consagrada, en sus diversas formas, es una gracia con la que el Señor bendice a cada generación cristiana. Para todos es notorio el ardor evangelizador de los misioneros, su paciente dedicación educativa con niños y jóvenes, su atención solícita hacia los pobres, su respetuoso cuidado de los ancianos o su acompañamiento consolador a los enfermos, por citar algunos de los ejemplos cotidianos de la misión de los consagrados.

Pero hay una presencia peculiar, en el corazón la Iglesia, que la sostiene con la imitación de Cristo orando en el monte: la vida consagrada contemplativa, a la que la Iglesia que peregrina en España dedica el domingo de la Santísima Trinidad.