Las calles de Getafe se llenaron de la devoción de centenares de fieles llegados desde todos los puntos de la Diócesis para rezar el santo Via Crucis -el primero de esta Cuaresma- junto al obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, y las imágenes de Jesús del Gran Poder, llegado desde Navalcarnero y de Nuestra Señora de la Soledad, patrona de Parla, en la noche del pasado sábado 14 de marzo. 

En el acto participaron también el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Pedro Chaparro; los miembros de la Junta de Hermandades organizadora del encuentro; el párroco de la Catedral, Enrique Roldán; sacerdotes de Navalcarnero y Parla, Fernando Barrón y José Ángel Sánchez, respectivamente, los presidentes de la Cofradía del Jesús del Gran Poder y de la Soledad y decenas de congregantes de estas localidades. 

Juntos fueron caminando y rezando los pasos del Via Crucis acompañando a Cristo y a su Madre en su camino de dolor y pasión que se inició y concluyó en la Catedral de Getafe. 

Antes del Via Crucis los fieles habían celebrado junto a su obispo una eucaristía solemne en la que estuvieron presentes también las imágenes de Jesús del Gran Poder y de la Soledad. 

D. Ginés en su homilía manifestó su alegría por el encuentro y por el acto posterior “el primer Via Crucis de carácter diocesano”. 

“Una iniciativa muy acertada, porque es importante sacar la fe a la calle,  expresar la fe del pueblo” destacó el prelado. 

“Con la mirada puesta en el Jesús del Gran Poder y en su Madre, la Virgen de la Soledad, contemplaremos el camino de Jesús hasta el Calvario” explicó D. Ginés. 

En referencia al Evangelio de Lucas, leído ese día, que narraba la transfiguración del Señor en el Monte Tabor, el obispo señaló que se podía hacer una semejanza con la imagen presente del Cristo del Gran Poder “con una cruz a cuestas, torturado, humillado, que sin embargo llamamos ‘del gran poder’ porque refleja todo el amor y la misericordia de Dios”. 

“Al contemplar a Cristo crucificado tenemos que recordar que es el mismo que apareció en modo glorioso en el Monte Tabor” explicó, añadiendo que siempre junto a Jesús “tenemos que contemplar a su Madre, que vuelve a aparecer en los Evangelios a los pies de la cruz, junto a su Hijo”. 

"La Virgen, bajo la advocación de la Soledad, nos recuerda tantas soledades que hay en el corazón del hombre, en la vida. Soledades que Ella viene a llenar con su consuelo y maternidad” concluyó D. Ginés. 

Antes de iniciarse el Via Crucis y como colofón a la celebración, el obispo bendijo las medallas de los miembros del Consejo Diocesano de Hermandades.