GUADALUPEwebestaNos decía nuestro Obispo D. Joaquín María hace unos años que últimamente la lluvia viene cargada de bendiciones y una vez más se ha comprobado.
El viernes pasado 27 de septiembre, salían de distintos puntos de la Diócesis, 14 autobuses llenos de jóvenes, sacerdotes, consagrados rumbo al encuentro con la Madre de Jesús en Guadalupe.

Alojarse, velada y a dormir eran las tareas que tocaban para ese día en el Puerto de San Vicente y Mohedas.
El sábado 28 amenazaba lluvia, y ésta descargó sobre todos los peregrinos con gran fuerza, pero una vez más las palabras del Papa emérito Benedicto XVI pronunciadas en Cuatro Vientos resonaban en el interior: “vuestra fuerza puede más que la lluvia” Y así ya en Alía, con la invitación de D. José, el Obispo auxiliar, para que los jóvenes acudiesen a la misa diaria, y el descanso en el Señor de una corta Hora Santa, en la que se pudo comprobar, una vez más, cómo sólo el Corazón de Jesús es capaz de consolar y llenar a los jóvenes, los peregrinos se fueron a descansar.
El domingo 29, la recta final; la lluvia, esta vez intermitente, no quitó la alegría y la ilusión de los casi 800 peregrinos que anunciaban a Cristo allá por donde iban. Cuestas, subidas, caminar por el barro, todo quedó en el olvido cuando los jóvenes entraron en la plaza de la Basílica de Guadalupe. Sabían que la Virgen les esperaba y que siempre está con ellos. Como dijo D. Joaquín, el Obispo “en la Iglesia, hay mucho que hacer, el mundo nos espera. Sabemos que somos pocos, pero el combate está ganado en Cristo Jesús”.