vidaconsa1febwebLa vida religiosa “vive” en nuestra Diócesis y en la medida de lo posible, se une siempre a sus actividades, consciente de nuestra pertenencia única a la Iglesia, como miembros de un solo Cuerpo cuya cabeza es Cristo.

El 2 de febrero es ya tradicionalmente el “Día Mundial de la Vida Consagrada”: a veces, pasa un tanto desapercibido para el común de los fieles, pero en 2014, por caer en domingo, nos ha permitido hacer más pública la renovación de nuestra consagración. ¡Benditas pequeñas complicaciones en la organización que nos han hecho abrirnos un poco más! ¿Por qué? Sencillamente, convenía celebrarlo el sábado por la tarde, en la Eucaristía de la Vigilia, frecuentada, como se sabe, por muchos fieles. Ellos, con su presencia y atención, acompañando con cantos la música del órgano, realzaron la ceremonia, nos acompañaron y subrayaron nuestra sintonía al seguir caminos diferentes, pero que conducen a la misma meta. Gracias a todos los que en la tarde del 1 de febrero llenaban la Catedral de Santa María Magdalena. Y muy especialmente, gracias también a Don José María Avendaño -Vicario General de la Diócesis- que presidió la ceremonia.

“La alegría del Evangelio en la Vida Consagrada” ha sido el lema de la jornada, en consonancia con la exhortación apostólica del papa Francisco. Alcanzados por el Evangelio de Jesucristo, experimentamos en la vida el gozo y la alegría de la Pascual.

Con esos sentimientos, los religiosos presentes, salimos al encuentro del Señor con la Luz de la fe, la fuerza de la esperanza y el vigor del Amor de Dios.

Después de la homilía, los religiosos y religiosas nos acercamos al altar para renovar la consagración expresada por la promesa de un particular seguimiento de Cristo pobre, casto y siempre obediente al Padre.

Quizá podríamos añadir algo más, o dejar que otras personas lo añadan... Lo que importa sobre todo es pedir que el Señor nos haga fieles cooperadores de la Verdad y leales colaboradores de su Reino.