asamblea2webLe damos gracias a Dios por la Asamblea Diocesana que hemos vivido y disfrutado más de 200 hermanos de los diez grupos que conforman la sección diocesana junto a otros hermanos recién llegados a la Renovación Carismática, en la Parroquia Ntra. Sra. de la Consolación de Móstoles.
 
Con el lema “Habla Señor, que tu siervo escucha” (I Samuel 3, 10), comenzamos el encuentro de la mejor manera que se puede comenzar, alabando al Señor con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma dejándonos hacer por Él, llenándonos de Su Espíritu Santo, dejando a Dios el lugar que le corresponde. A continuación comenzó la primera enseñanza impartida por el P. Óscar Martínez, Consiliario de la Renovación Carismática en la Diócesis, que nos habló de Abraham nuestro padre en la fe.
 
Minutos más tarde recibimos a nuestro Obispo diocesano, D. Joaquín, que celebró la Eucaristía junto con otros sacerdotes diocesanos. En la celebración destacó, entre otras cosas, los cuatro alimentos que nos da Jesucristo: la oración personal, la oración con la Palabra de Dios, La Eucaristía y la comunidad.
 
La comida la compartimos con D. Joaquín en los salones parroquiales en un ambiente de fraternidad. Una vez que despedimos a nuestro Obispo continuamos con la oración del Santo Rosario, confesiones y oración de intercesión. Dando paso a la segunda enseñanza del P. Óscar Martínez sobre la necesidad de dejarnos amar por Dios, de confiar en Él que todo lo puede, dejarnos perdonar por Él haciéndonos criaturas nuevas renovados por el Espíritu Santo.
 
Compartimos testimonios del grupo de evangelización diocesano Koinonía que nos abrieron los ojos sobre la importancia de ser testigos del amor de Dios allí donde nos necesiten, sin temor, confiando en que es Dios quien nos capacita y envía; junto a Koinonía pudimos experimentar la acción de Dios en seis hermanos presentes en la asamblea, algunos llegados por primera vez a la renovación; todos testimoniaron la experiencia del amor de Dios en sus vidas, Dios sanó las heridas del pecado, miedos, inseguridades, y dio un nuevo sentido a sus vidas, y ¡¡el deseo de testimoniar que Jesucristo está vivo!!
 
Antes de acabar la asamblea otros dos grandes momentos: la Adoración sacramental, momento de descansar ante Su presencia, de entregarle todo lo que somos y de ser renovados y restaurados por Su misericordia y Su Amor y, el concierto-oración de nuestro amigo Nico Montero. Fue todo un lujo poder escucharle no sólo por su gran voz y talento, sino por su amor a Dios, su entrega y servicio a la evangelización, a llevar la buena nueva a todo rincón, y sobre todo a los más pobres y sencillos.
 
Como dice una de sus canciones, según comentaba, favorita de nuestro Papa Francisco: “El Señor es mi pastor nada me falta”, así también nosotros confirmamos este salmo en nuestros grupos, en nuestras vidas, en nuestras familias.
 
Gracias a todos los que nos habéis acompañado y ayudado en todas las facetas de organización de esta asamblea.