obreradoswebCon el tema para la reflexión ‘La alegría del Evangelio de la Misericordia. La evangelización del mundo obrero y del trabajo a la luz de  la Evangelii gaudium del Papa Francisco’, el pasado 11 de abril nos reunimos amigos de la Pastoral Obrera en la Parroquia de San Rafael Arcángel de Getafe.
A la reflexión nos ayudó el ponente D. Francisco Porcar Rebollar, militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica de la Diócesis de Segorbe-Castellón, que comenzó recordándonos que una de las afirmaciones del Papa Francisco en ‘Evangelii gaudium’ es que la Iglesia “vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre”.
Se nos invita, decía el ponente, a todos los cristianos, y en nuestro caso a la Pastoral Obrera, a una nueva etapa evangelizadora “marcada por la alegría del Evangelio”, guiada por la misericordia a compartir la Buena Noticia. Es una llamada a madurar nuestra conversión personal-comunitaria nacida del encuentro con Jesucristo. Volver siempre a Jesús y trabajar para devolver al lugar que le corresponde la sagrada divinidad del ser humano, porque el mundo que habíamos construido no es el mundo que Dios quiere y es muy contrario al que puso Dios en nuestras manos.
Un mundo donde la misericordia de Dios, encarnada en Jesús, fundamenta, sostiene y abre a su plenitud nuestra humanidad, y donde Dios nos sigue ofreciendo el don de la misericordia. Se trata de que respondamos personal y comunitariamente con la vivencia del don de la misericordia, hacerla tarea fundamental y primera en nuestras vidas. Para ello debemos acogerla en nuestra realidad cotidiana, en nuestros lugares de trabajo, en nuestros barrios, tratando de vivir de otra manera, ajustándose más a la vida de Jesús y no a la que nos ofrece el mundo.
Se trata, nos decía el ponente, de “madurar” otra manera de mirar la realidad del mundo obrero y del trabajo, y madurar otra manera de vivir nuestro ser trabajadores. “Cada cristiano y cada comunidad están llamadas a ser instrumentos de Dios para la liberación y la promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo”, dijo.
Esa nueva manera, como nos plantea el Papa Francisco, requiere una nueva dinámica de vida que pase por involucrarnos, acompañar, festejar y dar fruto. Debemos contraponer la nueva dinámica de vida a la lógica inhumana y deshumanizadora vigente en la realidad, que continúa generando empobrecimiento y exclusión.
Esta dinámica existente en nuestras realidades, nos decía el ponente recordando las palabras del Papa, tiene cuatro pilares: la tristeza individualista, la idolatría del dinero, la cultura del descarte y la globalización de la indiferencia. Para luchar contra esta realidad se nos proponía, ante la tristeza individualista, ofrecer la Comunión; ante la idolatría del dinero, la comunión de bienes y la primacía de la dignidad de la persona; ante la cultura del descarte, desorientación o disolución de lo humano, la necesidad de volver a “la verdad” sobre nuestra humanidad para hacer frente a la exclusión, y ante la globalización de la indiferencia, “molestar” y molestarnos, sentirnos responsables de la suerte de nuestro hermano.
Terminó diciendo que “cultivar” y “proclamar el fundamento de esa forma de vivir” nos remite ineludiblemente al encuentro con la misericordia en Jesús y a ser una comunidad que “ora y trabaja” con la convicción de que “el Evangelio siempre responde a las necesidades más profundas de las personas.