Miles de vecinos de Boadilla del Monte participaron el pasado domingo 31 de mayo en las celebraciones a su santo patrón, San Babilés, demostrando la devoción y el cariño que le profesan.
Cada año son más las personas que participan en estas fiestas, y es que se nota el trabajo que hace la Hermandad por difundir la figura de San Babilés, tan ligado a este municipio, pues en estas tierras vivió y sufrió su martirio en el siglo VIII.
La fiesta comenzó a las 10.30 horas en el templo parroquial. De allí se salió en procesión hacia el monte de Boadilla. Acompañaban al santo multitud de personas: el alcalde y su corporación, los miembros de la Hermandad, los sacerdotes de la parroquia, dos bandas, la de la escuela de música y otra de dulzainas, incluso el regidor y algunos vecinos de Quintanilla del Olmo (Zamora), población que comparte con Boadilla el tener a San Babilés de patrón. En fin, toda una muchedumbre dispuesta a disfrutar de un día grande.
En el polideportivo municipal, en medio del bello monte, se celebró la eucaristía, se impusieron las medallas a los nuevos miembros de la Hermandad, el grupo Ara de ballet ofreció una magnífica representación de los bailes que realizan, se organizó una comida,  gracias a los alimentos y la famosa limonada de la Hermandad y la  gran paella que ofreció el Ayuntamiento, y después de comer, una verbena que alegró a jóvenes, mayores y pequeños. Todo se prolongó hasta la siete de la tarde, hora en la que se regresó a la parroquia, de nuevo en procesión solemne.
Don Julio Rodrigo, el párroco, habló sobre dos aspectos muy actuales de San Babilés. Consolar y educar, ésa fue la misión del santo, y ésa tiene que ser nuestra misión. Hay muchas personas a las que consolar, animar, cuidar, mostrar ternura y cariño, muchos que sufren por cualquier causa. Y también educar, ayudando a las nuevas generaciones a que vivan apuntando alto, hacia los grandes valores que Jesucristo nos ha enseñado. Como ven, la memoria de San Babilés sigue muy viva en esta población de Boadilla del Monte.