cubasestaweb A pesar del frío, ciento de fieles de Cubas de la Sagra acudieron el 9 de marzo a postrarse a los pies de santa María de la Cruz para conmemorar las apariciones de la Santísima Virgen a la pequeña pastorcilla Inés y pedirle por sus necesidades por mediación de santa Juana, a la que pronto se venerará oficialmente en los altares.
A las 12.30 horas dio comienzo la eucaristía solemne, presidida por el obispo auxiliar D. José Rico Pavés y concelebrada por 17 sacerdotes de varios pueblos de la Diócesis.
En la misa estuvieron presentes el alcalde de Cubas de la Sagra, D. José Pedro Flores; la presidenta de la Hermandad de Santa María de la Cruz y de la Santa Juana, Dña. Natalia Vaquerizas, con los demás hermanos de la cofradía, y la Coral de Cubas, que durante toda la celebración acompañó con sus voces.
D. José, en su homilía, recordó que “celebramos la festividad de este día invocando a María dentro de la Gran Misión y en el marco del Año de la Misericordia”.
“Sus enseñanzas para nuestra vida son convertirnos en misioneros por la alegría de haber conocido a Jesús, su Hijo. La niña Inés ha cambiado la vida de este pueblo y de los peregrinos que acuden a este santuario”, afirmó el obispo auxiliar.
“Confianza e inocencia entre los más pequeños, acogiéndonos a su misericordia. Abrazar el misterio de la cruz de Cristo para comunicar y deshacer el mal de los que no aman. En Cristo está la salvación. Seamos testigos de la Misericordia Divina”, pidió D. José.
Por la tarde se celebró la procesión acostumbrada con santa María de la Cruz en la pradera, que este año trajo una novedad: además de todos los puestos de feriantes que vendían artículos variados de la comarca, había un rastrillo solidario instalado desde las 8.00, donde se podían encontrar todo tipo de objetos donados por los vecinos de Cubas y de los pueblos limítrofes, en favor del Convento de Santa Juana.
Esta actividad fue promovida por D. Jesús Gómez, que junto, a otros miembros de la Hermandad, tuvo bastante éxito a pesar del frío.
Las apariciones de la Virgen en Cubas de la Sagra ocurrieron del 3 al 9 de marzo de 1449, al comienzo de la Cuaresma, mientras la humilde y piadosa niña cuidaba puercos a las afueras del pueblo, en una pradera llamada La Cirolera.
Sobre este exacto lugar, y con la cruz que clavó en el suelo la Madre Celestial, se construiría una Casa de la Virgen y, posteriormente, un monasterio de hermanas clarisas de clausura que, siguiendo el carisma de San Francisco y Santa Clara, viven la vida contemplativa en oración y atienden las necesidades del santuario.
Durante siglos, y por causa de ‘La santa Juana’, fue lugar de peregrinaciones constantes, gracias a sus milagros.
Después, como consecuencia de la Guerra Civil, el convento quedó completamente derruido y sin documentos que lo acreditaran, hasta el punto de no ser encontrado en el mapa.
Pasado el tiempo, y tras la nueva construcción, algunos religiosos enamorados del lugar le llamaron ‘el desconocido Lourdes junto a Madrid’.