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Con la fuerza del Resucitado presente, entre el 14 y el 30 de abril la Parroquia San Fortunato, en Leganés, vivió unos días intensos de evangelización, tanto hacia dentro de la propia comunidad parroquial como hacia el resto del barrio.
En la realización de esta misión contaron con la preciosa colaboración de tres misioneros redentoristas que estuvieron al frente de todas las actividades realizadas, en las que colaboraron todas las fuerzas vivas de la parroquia.
La misión comenzaba cada día con la celebración de la eucaristía a las 9.30 horas. En cada una de las misas se celebraba un aspecto importante de la vida cristiana: la Palabra de Dios, el bautismo, la fe o la oración.
Terminada la eucaristía, algunos sacerdotes se quedaban para atender a las personas que quisieran hablar o recibir el sacramento de la misericordia.
También visitaron en sus casas a todos los enfermos o a los ancianos que quisieron recibirles, así como los diversos centros educativos que hay en el barrio.
Una de las acciones más significativas y que más impacto ha causado, aparte de las bonitas celebraciones misioneras, fueron las llamadas asambleas familiares, reuniones celebradas en la casa de siete familias del barrio, que acogieron cada una a entre diez y 15 personas para tratar temas como ‘Las preocupaciones y aspiraciones de la gente de hoy’, ‘La familia, un espacio para la convivencia’ o ‘Ser cristiano hoy’.
Fue una bonita experiencia ver cómo, durante tres días, en siete casas diferentes del barrio, unas 70 personas se reunieron para reflexionar y compartir sobre estos temas.
Fruto de esta experiencia es que los siete grupos van a continuar reuniéndose una vez por mes.
Todos los grupos de la parroquia (catequesis de primera comunión, postcomunión, confirmación, catequistas y padres) tuvieron también sus momentos de encuentro específico en estos días de misión.
La celebración de estos diez días de misión necesitó todo un año de preparación para motivar a la comunidad sobre la necesidad de salir a testimoniar su fe, para constituir un equipo de coordinación, para tener encuentros de formación sobre la misión, para crear el equipo de visitadores que fueron invitando casa por casa a todo el barrio a participar en la misión, etc.
Estos días de misión fueron como una bocanada de aire fresco para la parroquia. Les han ayudado a crecer en nuestra fe y a tomar conciencia de que el compromiso de evangelizar es de todos y que, por tanto, la misión continúa.