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En el marco de la Jornada Mundial del Inmigrante y del Refugiado, la Delegación diocesana de Migraciones organizó el 20 de enero una conferencia-coloquio sobre los niños inmigrantes, en la que se analizó su situación y la vulnerabilidad que padecen, especialmente en España.
Durante el encuentro, Patricia Fernández, abogada y especialista en infancia y migraciones de la Fundación La Merced, mostró los resultados de un sondeo realizado durante los dos últimos meses entre las instituciones y las personas que trabajan o tienen contacto con infancia inmigrante (catequistas, grupos de parroquia, colegios, asociaciones como Espiral, de Fuenlabrada, o Valora, de Parla, etc.) en varias ciudades de la Diócesis, como Leganés, Getafe, Fuenlabrada o Parla.
Una de las principales conclusiones a las que se llegó es la gran influencia que tiene el entorno socio-económico y familiar en la persona del menor o de la familia inmigrante.
En el análisis aportado por la conferenciante y en el coloquio posterior quedaron de manifiesto algunas realidades preocupantes, entre las que destaca el conflicto de intereses que se está produciendo entre la Administración y los derechos o necesidades de los niños.
España ha firmado todos los convenios en materia de protección a los menores inmigrantes, pero -según los participantes en el encuentro- a menudo no los respeta porque los gobernantes están obsesionados con el control de las fronteras y con que no se produzcan ‘efectos llamada’, y eso pasa por encima de la protección y del acompañamiento del menor en situación de vulnerabilidad.
Fueron varios los ejemplos aportados. Entre ellos, el de los niños extranjeros no acompañados, tutelados por la Administración durante años, pero a los que ésta (a pesar de estar obligada a ello) se niega a tramitarles un permiso de residencia. Esto hace que, al llegar a la mayoría de edad, sean expulsados a sus países de origen o dejados en la calle sin protección o acompañamiento alguno.
Muchos de ellos terminan cayendo en redes mafiosas y vienen a aumentar el ejército de niños pobres en nuestro país. 
España es el segundo país europeo con más pobreza infantil, con tres grandes deficiencias: familia, escuela y calle (comunidad), donde los derechos de los niños inmigrantes (o sus necesidades) están siendo a menudo vulnerados.
En palabras del delegado de Migraciones José Miguel Sopeña, "es urgente poner voz a esta realidad, que da la impresión de que pocos quieren que aparezca y que, sin embargo, tiene y tendrá tantas consecuencias en nuestra sociedad. La Iglesia quiere y debe ser, siguiendo el ejemplo del papa Francisco y de tantas de sus organizaciones, un altavoz profético y un instrumento en defensa de los más vulnerables".