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D. Fernando Gallego es desde el pasado 26 de marzo el nuevo párroco de Santiago Apóstol (El Álamo) tras la toma de posesión presidida por el obispo de Getafe, D. Joaquín María López de Andújar, acompañado de 16 sacerdotes de distintos arciprestazgos y varios cientos de fieles, familiares y amigos que llenaron el templo.
En una ceremonia cargada de simbolismo, el prelado relacionó el ministerio sacerdotal y la parroquia, explicando los distintos ámbitos propios del párroco: la sede presidencial, donde el sacerdote es puesto junto a la cruz de Cristo para presidir la eucaristía, la comunidad eclesial; la pila bautismal, puerta de la Iglesia, y la sede penitencial, el confesonario, donde se ejerce la misericordia, el sacramento de la esperanza y la alegría.
Con el acto de la entrega de la llave del sagrario, continuó explicando D. Joaquín, se quiere significar el cuidado y la atención que el nuevo párroco ha de poner en todo lo relativo a la adoración eucarística y la comunión administrada a los enfermos y necesitados.
“Al entrar en el templo, que lo primero que veamos sea el sagrario”, pidió D. Joaquín.
Recordó también las tres misiones del párroco (palabra, sacramentos y guía pastoral). Según él, el párroco es vínculo de unión entre los miembros de la comunidad y debe hacer que todos se sientan escuchados y atendidos, especialmente los que más lo necesiten.
D. Fernando sustituye a D. Manuel de Castro, que ha sido párroco en El Álamo los últimos 20 años y que ahora está ultimando sus estudios de doctorado.
D. Fernando inició su ministerio sacerdotal en Arroyomolinos, donde fue párroco durante 11 años.
Muchos de los fieles de este municipio le acompañaron en la toma de posesión en El Álamo. Para ellos y para los que desde ahora serán sus feligreses tuvo palabras de agradecimiento y de cariño. A unos, por el tiempo compartido y a otros, por la buena acogida que le han dispensado.
A partir de ahora, señaló D. Fernando, será “un pastor que sirva al Señor con alegría” y tendrá la iglesia “abierta para todos, como una madre acogedora que quiere a sus hijos”.
Para ellos cuidará y potenciará especialmente la adoración eucarística en la parroquia.