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Diez fieles de la Parroquia Inmaculada Concepción de Alcorcón se animaron a salir a evangelizar por las calles de su ciudad el pasado 22 de abril, acompañando a los miembros del grupo de primer anuncio Koinonía.
Esta comunidad de evangelizadores está presente en la Diócesis de Getafe. Su objetivo es llegar a todas las personas o a grupos eclesiales de cualquier edad que quieran lanzarse a la misión de “salir a las calles”.
Koinonía colabora en las parroquias que se lo piden. Esta vez, estuvieron con los fieles de La Inmaculada una docena de sus miembros, pertenecientes a distintas parroquias de territorio diocesano.
La jornada del sábado comenzó con la alabanza y una formación para todos los feligreses de la parroquia que quisieron prepararse para ser evangelizadores.
Tras esta introducción, los responsables y los miembros de Koinonía en Getafe organizaron una charla de formación durante la que se dieron pautas para evangelizar.  De esta forma, los que por la noche, llegado el momento, sintieran la llamada de Dios para dar testimonio de su fe, irían acompañados por misioneros veteranos.
A continuación se rezó el Rosario con la comunidad parroquial y se celebró la eucaristía para encomendar los frutos de los misioneros.
La misa fue presidida por D. Francisco Cañadas, párroco de La Inmaculada, y concelebrada por D. Ramón Alfredo Mirada, vicario parroquial, acompañados por el diácono D. José Sánchez.
En la homilía, D. Francisco animó a seguir el ejemplo de estos “enviados por el obispo para evangelizar”.
“Todo tiene un fin: que creamos que Él es el Mesías. Eso es lo que queremos mostrar cuando las puertas del templo se abran y salgamos a la calle a buscar a los que no creen, comunicar las huellas de la resurrección a los más necesitados”, dijo el párroco.
Tras la misa, se celebró un ágape fraterno para compartir con Koinonía inquietudes y dudas.
A partir de las 21.15 horas comenzó la exposición del Santísimo. Después de un tiempo de oración para preparar el corazón a la evangelización, se hicieron parejas y grupos de misioneros. 
A las 22.00 horas, D. Óscar Martínez, el sacerdote que acompaño al grupo de Koinonía a la Parroquia Inmaculada, bendijo y envió a los misioneros. Mientras, el resto de los presentes en el acto permanecieron en el templo rezando por cada persona que respondía a la llamada de los misioneros.
A las 23.30 horas, los evangelizadores volvieron a la parroquia para dar testimonio de lo vivido esa noche.
Fabián, de 12 años, era la segunda vez que salía como misionero. A él le acompañaron dos personas más. “En esta salida nos encontramos a una pareja en la que el chico era de ortodoxo y la chica, católica. Me impresionó mucho que fuera ella quien tirara de su novio para entrar en el templo. Y un musulmán acompañó a sus amigos a la puerta de la iglesia con todo respeto. Fue muy bonito verlo. Me sentí tan alegre que me daban pena las personas que no se animaban a pasar”, explicó.
Para Claudio, otro de los fieles que se animaron a salir a evangelizar, recibir más de lo que se da es “todo un misterio”. “Somos hijos de Dios, y cuando nos sentimos así, todo es Gracia y verdad. Esta noche ha entrado a la iglesia gente de todas las edades, la prueba de cómo el amor de Dios llega a tocar todos los corazones”, contó.

Diez fieles de la Parroquia Inmaculada Concepción de Alcorcón se animaron a salir a evangelizar por las calles de su ciudad el pasado 22 de abril, acompañando a los miembros del grupo de primer anuncio Koinonía.
Esta comunidad de evangelizadores está presente en la Diócesis de Getafe. Su objetivo es llegar a todas las personas o a grupos eclesiales de cualquier edad que quieran lanzarse a la misión de “salir a las calles”.
Koinonía colabora en las parroquias que se lo piden. Esta vez, estuvieron con los fieles de La Inmaculada una docena de sus miembros, pertenecientes a distintas parroquias de territorio diocesano.
La jornada del sábado comenzó con la alabanza y una formación para todos los feligreses de la parroquia que quisieron prepararse para ser evangelizadores.
Tras esta introducción, los responsables y los miembros de Koinonía en Getafe organizaron una charla de formación durante la que se dieron pautas para evangelizar.  De esta forma, los que por la noche, llegado el momento, sintieran la llamada de Dios para dar testimonio de su fe, irían acompañados por misioneros veteranos.
A continuación se rezó el Rosario con la comunidad parroquial y se celebró la eucaristía para encomendar los frutos de los misioneros.
La misa fue presidida por D. Francisco Cañadas, párroco de La Inmaculada, y concelebrada por D. Ramón Alfredo Mirada, vicario parroquial, acompañados por el diácono D. José Sánchez.
En la homilía, D. Francisco animó a seguir el ejemplo de estos “enviados por el obispo para evangelizar”.
“Todo tiene un fin: que creamos que Él es el Mesías. Eso es lo que queremos mostrar cuando las puertas del templo se abran y salgamos a la calle a buscar a los que no creen, comunicar las huellas de la resurrección a los más necesitados”, dijo el párroco.
Tras la misa, se celebró un ágape fraterno para compartir con Koinonía inquietudes y dudas.
A partir de las 21.15 horas comenzó la exposición del Santísimo. Después de un tiempo de oración para preparar el corazón a la evangelización, se hicieron parejas y grupos de misioneros. 
A las 22.00 horas, D. Óscar Martínez, el sacerdote que acompaño al grupo de Koinonía a la Parroquia Inmaculada, bendijo y envió a los misioneros. Mientras, el resto de los presentes en el acto permanecieron en el templo rezando por cada persona que respondía a la llamada de los misioneros.
A las 23.30 horas, los evangelizadores volvieron a la parroquia para dar testimonio de lo vivido esa noche.
Fabián, de 12 años, era la segunda vez que salía como misionero. A él le acompañaron dos personas más. “En esta salida nos encontramos a una pareja en la que el chico era de ortodoxo y la chica, católica. Me impresionó mucho que fuera ella quien tirara de su novio para entrar en el templo. Y un musulmán acompañó a sus amigos a la puerta de la iglesia con todo respeto. Fue muy bonito verlo. Me sentí tan alegre que me daban pena las personas que no se animaban a pasar”, explicó.
Para Claudio, otro de los fieles que se animaron a salir a evangelizar, recibir más de lo que se da es “todo un misterio”. “Somos hijos de Dios, y cuando nos sentimos así, todo es Gracia y verdad. Esta noche ha entrado a la iglesia gente de todas las edades, la prueba de cómo el amor de Dios llega a tocar todos los corazones”, contó.