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El obispo de Getafe, D. Joaquín María López de Andújar, inauguró el 29 de abril en Madrid las II Jornadas de Teología del Ordo Virginum bajo el lema ‘Alianza con Cristo y sacramento de comunión’.
D. Joaquín, que además es asesor del Orden de las Vírgenes dentro de Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, destacó la importancia de la oración, de los sacramentos -especialmente la eucaristía-, de la formación teológica y de la caridad y el amor.
La primera ponencia corrió a cargo de D. José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe, que abordó el tema ‘En el corazón de la Iglesia esposa, testimonio patrístico sobre la vocación eclesial de las vírgenes consagradas’.
Monseñor Rico reflexionó sobre el rito de consagración del Ordo Virginum e iluminó cada uno de sus seis momentos con citas de los santos padres.
La segunda ponencia de estas jornadas de teología la pronunció D. Amedeo Cencini, religioso canosiano, que, bajo el título ‘Lectura sapiencial y prospectivas de futuro’, se ocupó del discernimiento y de la formación en este carisma de la vida consagrada.
Cencini indicó que no hay auténtico itinerario que no sea Pascual y lo presentó con tres momentos: conocimiento, experiencia y sabiduría.
El domingo 30 de abril intervino el cardenal D. Fernando Sebastián, que pronunció la ponencia ‘Vida y misión de las vírgenes consagradas en tiempo de evangelización’.
Sebastián comenzó hablando de las características propias de la vida consagrada e indicó que su rasgo frontal es la existencia bautismal con las notas de totalidad, radicalidad, literalidad, plenitud y anticipación.
La cuarta ponencia de estas II Jornadas de Teología estuvo a cargo del doctor en Derecho Canónico D. Víctor Manuel Álvarez Torres, director del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, que desarrolló el tema ‘El reflorecimiento y la custodia de un carisma’.
En su intervención, Álvarez manifestó que esta consagración requiere flexibilidad y plasticidad. Respecto a la manera de custodiarla, subrayó el valor de una experiencia que se hace vida por parte de las mujeres que asumen este carisma. Su mejor aportación es vivir como consagradas el Orden de las Vírgenes, dijo.
Este ponente señaló que el núcleo de esta vocación es ser imagen de la Iglesia esposa de Cristo.
Dª Pilar Macarro, virgen consagrada de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, asumió la quinta ponencia de esta edición: ‘Pertenencia a un Ordo: exigencia de comunión’.
Macarro explicó lo que significa entender la Iglesia como misterio de comunión, la génesis de esa realidad y las consecuencias que tiene.
Todos estos aspectos se vieron enriquecidos con el diálogo que se mantuvo entre las asistentes y los distintos ponentes al concluir cada una de sus intervenciones.
Igualmente, en estas jornadas hubo un panel de experiencias en el que participaron vírgenes consagradas de diferentes diócesis, en el que se reflejó cómo se vive la pertenencia a este carisma, el acompañamiento entre las ya consagradas y el acompañamiento y la formación a las aspirantes a candidatas.
A lo largo de estos días hubo tiempo para el encuentro con la celebración de la eucaristía, con el rezo de la liturgia de las horas y con un espacio de adoración y de oración en la Vigilia, durante la que se pudo contemplar el icono de Rupnik sobre la unción de Betania.
La eucaristía del 1 de mayo estuvo presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro Sierra. En su homilía animó a las mujeres que viven este carisma en medio del mundo.
Las 57 asistentes, pertenecientes a diferentes diócesis de España, evaluaron estas jornadas que tendrán una nueva edición dentro de dos años.