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La Casa de Espiritualidad de Santa Mª de los Apóstoles (Cubas de la Sagra) acogió durante el puente de mayo, un cursillo de Cristiandad muy especial, el cursillo número cien, con el que se cumplen 25 años de evangelización en la Diócesis de Getafe. A través de este movimiento se ha hecho mucho bien tanto a personas alejadas de Dios como a cristianos practicantes pero que han perdido por el camino la ilusión.

 

En este cursillo numero cien acudieron 33 personas venidas de diferentes partes de la Diócesis: Pinto, Valdemoro, Villanueva de la Cañada, Móstoles, Fuenlabrada o Alcorcón… que junto al equipo formaron un grupo de 46 personas.

En el cursillo número cien hubo algunas sorpresas que lo diferenciaron del resto, en especial en la clausura a la que acudió el obispo auxiliar D. José Rico Pavés, quien sopló unas velas colocadas en una enorme tarta de ‘chuches’ que luego todos los asistentes degustaron con deleite. También pudieron ver a algunos sacerdotes cantando una canción que ellos mismos habían inventado y que les hicieron reír de lo lindo.

Desde que se comienza un cursillo hasta que finaliza, los participantes se van transformando. Las caras del primer día son serias, algunas denotan cierto temor, duda o enfado porque alguien les ha insistido para que acudieran y están pensando por dentro “que pinto yo aquí”, pero poco a poco se van relajando y si se dejan empapar por lo que se les va diciendo, la Gracia de Dios va entrando en ellos. El equipo formador es sólo un pobre instrumento que con pico y pala va intentando hacer un agujero en sus corazones, muchos de ellos endurecidos, indiferentes o heridos por la vida y el Espíritu Santo va haciendo el resto  ¡que es mucho! Porque las transformaciones son patentes según van pasando los días hasta terminar el cursillo.