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Las familias de la Diócesis de Getafe que forman parte de la iniciativa ‘El Familión’ completaron el fin de semana del 21 y 22 de octubre la decimotercera etapa del Camino de Santiago, entre Hornillos del Camino y Frómista.
Recorrer el Camino de Santiago por etapas es una propuesta de la Acción Católica para las familias de la Diócesis, que ha encontrado mucho respaldo y está dando  frutos de fe abundantes.
Con éste, son siete los fines de semana dedicados a recorrer la senda compostelana en los últimos tres años.

 

Esta es la crónica del fin de semana. Por Jaime Fernández
 
“El pasado fin de semana (21 y 22 de octubre), ‘El Familión’ diocesano, auspiciado por la Acción Católica pero abierto a todos, avanzó unos pasos más en la peregrinación de familias a Santiago de Compostela encabezada por nuestro pastor, D. Joaquín. En esta ocasión hemos cubierto el tramo de Hornillos del Camino (Burgos) a Castrojeriz, y desde ahí hasta Frómista.
Alcanzamos así la provincia de Palencia, tierra de campos, en la que contemplamos la riqueza histórica y cultural del Camino, pero también, y sobre todo, la religiosa; que los templos y hospitales de peregrinos que se dispersan por todo el camino a Compostela son expresión de una fe sentida, de una piedad popular, de una costumbre arraigada de cuidado al viajero, ofreciendo la oportunidad de completar, desde el caminar exterior, el trayecto interior, el que lleva a transformar el corazón y volverlo al Señor Jesús.
La peregrinación es imagen de vida, y en estas dos etapas hemos recordado, siguiendo nuestra guía del Camino –‘Confesiones de un peregrino’– que el camino tiene una meta, nadie ha de caminar sin ella, y la nuestra es “confesar que hemos sido amados infinitamente por Dios, que nos llama a la comunión con Él, al Reino de los Cielos, a la Vida Eterna, a la Bienaventuranza… Ésta es la meta única de nuestras vidas”.
Conforme avanzamos hacia Santiago, se va ampliando el grupo de peregrinos, que en esta ocasión se acercó ya a los 300, incluida una gran cantidad de niños y jóvenes de todas las edades.
Los animosos peregrinos nos alojamos en el Seminario Diocesano de Burgos (al que nuevamente agradecemos su hospitalidad). El primer día anduvimos el tramo entre Hornillos del Camino y Castrojeriz, con una jornada fría y que amenazaba lluvia, aunque finalmente sólo dejó algunas gotas.
El cielo cubierto hizo, sin embargo, muy llevadera la marcha que nos condujo hasta Hontanas, donde celebramos misa en su iglesia parroquial y comimos en unas mesas dispuestas por el pueblo para nosotros. Al término de la misa, hicimos entrega a D. Joaquín de una fotografía enmarcada de ‘El Familión’, para agradecer tanto bien que su ministerio ha hecho en nosotros.
Tras la comida seguimos la marcha hasta Castrojeriz, terminando la marcha al pie de su magnífica Colegiata.
Después, vuelta a Burgos, al merecido descanso de los cuerpos fatigados, pero no sin antes dedicar una Hora Santa, tanto jóvenes como adultos, a descansar también el corazón ante el Santísimo.
El domingo, recogida y a retomar el camino en Castrojeriz, de donde partimos hacia Frómista en un día que apuntaba ya más soleado. Misa a mitad de camino en Itero de la Vega, junto con los vecinos, recordándonos D. Joaquín en la homilía la experiencia de conversión de Carlos de Foucauld y su encuentro con Cristo: ¡Dios existe y nos ama!
Con esa certeza seguimos el camino hasta Frómista, parando a comer en el único arbolado que encontramos en este terreno llano, más seco y mesetario, tan distinto de etapas pasadas, pero que también nos enseña que la vida es mezcla de color y exuberancia, rutina o sequedad, que van entremezclándose en nuestro peregrinar hacia el cielo.
Los últimos kilómetros trascurrieron plácidos junto al Canal de Castilla, con cantos (no, no todos religiosos…), Rosario, conversaciones de amigos y siempre con espacios aprovechados para confesar y recibir la misericordia de Dios. 
Ya con el cansancio en las piernas, avistamos Frómista y su bellísima iglesia de San Martín, felices de alcanzar esta nueva meta.
Y si Dios quiere, en abril… ¡seguiremos!
¡Ultreia… et Suseia!  (ambas cosas, como nos explicó el buen párroco de Hontanas… más allá, más alto)”.