Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985 gracias al excepcional estado de conservación de su casco histórico, Ávila es un lugar lleno de historia y repleto de monumentos que visitar, sobre todo ahora que está en plena celebración del Año Jubilar Teresiano.
Entre sus principales atractivos predomina su muralla, sello de identidad de la ciudad, cuyo origen ha sido recientemente datado del siglo I dC, tres siglos más antigua de lo que se creía hasta el momento.
Los visitantes tienen la posibilidad de subir a la muralla, desde donde podrán disfrutar de una vista privilegiada de toda la ciudad y sus alrededores.
En su arquitectura prevalece el estilo románico, destacando entre sus monumentos El Episcopio, el edificio civil más antiguo de la ciudad, que debió de ser un palacio episcopal o una antigua sala de sínodos.
Las basílicas de San Vicente, San Pedro, Santo Tomás o Nuestra Señora de la Cabeza son sólo algunos ejemplos de los templos que pueden visitarse en Ávila, cuya catedral es considerada la primera seo gótica de España.
Ávila está ligada también a la reina Isabel la Católica, ya que fue su lugar de residencia en numerosas ocasiones. De hecho, el Real Monasterio de Santo Tomás alberga el sepulcro del infante Don Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos.
Otras figuras relevantes vinculadas a la ciudad son la del destacado místico san Juan de Ávila y la de san Segundo, patrono del lugar.
Sin embargo, el emblema por excelencia de esta ciudad es santa Teresa de Jesús. Este año, con motivo de la celebración del Año Jubilar Teresiano, bajo el lema ‘Camina con determinación’ se celebrarán numerosos eventos y actividades en honor a la santa.
Entre las novedades se encuentra la posibilidad de obtener la indulgencia plenaria, destinada a aquellos fieles que, movidos por un sincero arrepentimiento, así lo deseen. Para ello podrán asistir a las celebraciones del Jubileo, peregrinar a los templos jubilares o rezar siguiendo el modo de oración teresiano.
Además, deberán cumplirse las condiciones de todo jubileo: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.
