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Cientos de fieles de Villa del Prado se acercaron el pasado 1 de abril hasta la Ermita de la Virgen de la Poveda para festejar el Día de la Caridad junto a la imagen de la patrona de la localidad y al obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán.
En su homilía, D. Ginés invitó a los presentes a mirar el rostro de la Virgen María y a encontrar en Ella a la Madre que acompaña, que intercede y que conduce a sus hijos hasta Jesús resucitado.
También subrayó la importancia de presentar los sufrimientos y las peticiones a la Virgen, ya que ella transforma la tristeza en alegría.
Además, haciendo referencia al Día de la Caridad, invitó a todos a la generosidad y al compromiso con el hermano necesitado.
En la misa, que se celebró al aire libre en la explanada cercana a la ermita, junto al obispo estuvieron el párroco de la Parroquia Santiago Apóstol (Villa del Prado), D. Rafael del Rosal, su hermano D. Manuel y el vicario general y moderador de Curia de la Diócesis, D. Javier Romera.
Al término de la misa se repartieron los panecillos, las llamadas ‘caridades’, entre todos los fieles que asistieron al evento.
Es tradicional en este día que los pradeños, sobre todo los más jóvenes, construyan castillos humanos en honor de la Virgen, mostrando de esta manera tan peculiar su devoción. 
Como ya es tradicional un grupo de mujeres y otro de hombres realizaron también sendos castillos en honor a la Virgen.
El castillo en Villa del Prado tiene como particularidad que se forma dentro de la ermita al pie de la Virgen, pero luego camina para salir por la puerta norte, avanza por el exterior y entra de nuevo en la ermita por la puerta este, hasta llegar al lugar del comienzo.
Durante todo el recorrido se entonan canciones a la Virgen y la formación tiene que mantenerse entera todo el trayecto.
D. Manuel del Rosal, salesiano de Madrid, pudo ver “el inmenso amor y el cariño que los pradeños le tienen a la Virgen de la Poveda”, con los que compartió la eucaristía, la comida y la fiesta con ellos.
“Además, he conocido y compartido con el obispo de Getafe. Un pastor como los que pide el papa Francisco, un pastor en medio de su grey, acercándose a saludar y no esperando a que lo saluden, un pastor que ha compartido con nosotros el pan; un pastor que ha entrado en la mismísima cocina a saludar y hacerse cercano; un pastor que se ha manchado de arena la sotana por estar con los cristianos; un pastor que dice mucho más con la cercanía y el testimonio que con la palabra. Aunque pueda parecer un exagerado, hoy he comprendido un poco más la figura del buen pastor”, destacó D. Manuel.