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El obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, presidió el domingo 31 de mayo, en la Ermita del Cerro, la celebración de la solemnidad de Pentecostés en la que tuvo palabras especiales para la patrona diocesana, la Virgen de los Ángeles bajo cuyo amparo puso a todos los getafenses.

El prelado estuvo acompañado por el rector del seminario, Jesús Parra, el vicario del Cerro de los Ángeles, Manuel Vargas y algunos seminaristas y sacerdotes diocesanos.

También participaron el juez decano de Getafe, Francisco Javier Achaerandio, algunos concejales del partido socialista, el Hermanos mayor, Candido Maroto y algunos miembros de la Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles.

La celebración siguió en todo momento las pautas marcadas por el ministerio de sanidad en la fase uno del desconfinamiento: un tercio del aforo, distancia de seguridad y uso obligatorio de mascarilla, además de otras medidas de higiene y desinfección.

El obispo comenzó su homilía agradeciendo la asistencia de todos los presentes y quiso volver su mirada hacia el tiempo de sufrimiento y pandemia padecidos en los municipios de la Diócesis “especialmente afectados por la enfermedad”, hecho que comparó con el dolor y el paso de la muerte a la resurrección de nuestro Señor.

Quiso hacer una llamada a no tener miedo “como los discípulos, que en palabras actuales, diríamos que se encontraban bloqueados” y continuó destacando la acción vivificadora y “desbloqueadora” del Espíritu Santo: “Nosotros volvemos a la vida gracias a la acción del Espíritu Santo”,

“El Espíritu Santo es una realidad que cambia la vida, le da forma, la llena de ternura, fortaleza y pasión y crea en nosotros la unidad. La unidad es un bien, que no nace de simpatías ni consensos sino de la unidad de corazones” subrayó el prelado.

D. Ginés hizo un llamamiento a todos los presentes a permanecer unidos para enfrentar todo los que nos espera “crisis, pobreza” después del tiempo de confinamiento y relató la ingente labor de asistencia social y caritativa que ha desempeñado la Iglesia estos meses.

“Ahora a consecuencia de la crisis hay un nuevo tipo de pobres, que hasta ahora no han necesitado de la caridad, porque tenían un trabajo, y se valían por ellos mismos. Son los pobres ‘vergonzantes’ a los que da vergüenza acudir a la asistencia y tenemos que salir a su encuentro” señaló D. Ginés.

Y continuó “aquí lo que necesitamos es unidad. La Iglesia, en todas sus instituciones y asociaciones tiene que ser testimonio de unidad para la sociedad, hablar el lenguaje del amor para que todos nos entendamos”.

"Esa es la acción del Espíritu Santo, lo que hizo en Pentecostés y lo que sigue haciendo cada día en la Iglesia y en el mundo”, recordó el obispo.

“Junto a los discípulos aquel día estaba María, porque María es la que siempre está. Estuvo en Nazaret, acompañó a Jesús en su vida pública, permaneció junto a la cruz y en la resurrección de su Hijo, y estuvo esperando junto a los discípulos la llegada del Espíritu Santo. Y hoy sigue estando con nosotros” destacó D. Ginés.

El obispo continuó explicando el papel de María como Madre de la Iglesia que siempre está “La Iglesia sin María sería un edificio, pero no sería un hogar. La que hace que la Iglesia sea un hogar, es María. La que lo llena de amor, de calor, de comprensión”.

“Y ¿qué sería de Getafe sin la Virgen de los Ángeles?” preguntó el prelado a todos los presentes: “La Virgen de los Ángeles es la que da unidad e identidad a todos los getafenses, creyentes y no creyentes”.

Y subrayó “este año estamos con el corazón encogido por no haber podido bajar a la Virgen al pueblo, y este hecho nos ha ayudado a reconocer su importancia, a apreciar más su valor”.

“Quisiera poner bajo su mirada y su corazón, poner en su regazo, a cada uno de los getafenses, a las familias, a los gobernantes, a los niños, jóvenes y a los ancianos -que han sufrido tanto en esta pandemia- a todos los que sufren, a los enfermos y a los que han perdido el trabajo. Quiero poner en los brazos de la Virgen a cada uno de sus hijos para los cuide y los proteja” pidió D. Ginés y terminó “Santa María de los Ángeles, madre nuestra ruega por nosotros”.

La celebración concluyó con unas palabras de agradecimiento por parte del obispo  a todos los asistentes y a aquellos que le han seguido por el canal diocesano de YouTube y con el canto de la salve a la Virgen.