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El obispo D. Ginés García Beltrán entregó las llaves de las Parroquias Santo Domingo de Silos y San José (Pinto) a su nuevo párroco, el sacerdote Carlos Díaz Azarola, en una festiva y multitudinaria celebración el pasado 6 de octubre. 

El prelado estuvo acompañado de una veintena de sacerdotes y de un gran número de fieles que acudieron a recibir con cariño y alegría al nuevo pastor.

En su homilía, D. Ginés tuvo palabras de agradecimiento a la labor que desempeñaron los párrocos anteriores y también al trabajo realizado como rector en el Seminario de Getafe por parte del padre Carlos.

Como en la parábola del grano de mostaza, D. Ginés recordó a todos los presentes la importancia de las cosas pequeñas y también de confiar, esperar y descansar en el Señor para que sea Él quien realice la obra a su debido tiempo.

El nuevo párroco también se dirigió a su nueva grey y al prelado que le ha encomendado su nuevo destino, para el que tuvo palabras de cariño y agradecimiento.

Según reveló, el padre Carlos ha descubierto en Pinto “un pueblo bueno, acogedor, con fe, en el que hace falta trabajar y rezar mucho”.

“Gracias por enviarme a la mejor parroquia del mundo. Voy a estar en deuda con usted toda mi vida. Señor obispo, yo no sé qué tiene el agua de Pinto, pero aquí la gente es muy buena. Es gente sedienta de Dios, con corazones dispuestos a encontrarse con Él”, afirmó el nuevo párroco.

El padre Carlos pidió a la Corporación Municipal presente en la celebración, “trabajar juntos”. 

“Dios nos ha puesto en el mundo con una misión que cumplir. Nos ha dado una responsabilidad sobre las cosas de este mundo, sobre la economía, sobre la justicia, sobre la familia, sobre la vida, sobre las personas, sobre nuestros hermanos; sobre su educación, sobre su bienestar, sobre sus derechos y sobre su salvación eterna. Tenemos que ayudarnos unos a otros para cumplir esta responsabilidad, cada uno en el lugar y en el modo en que le corresponden. Tenemos mucho trabajo, muchos retos que afrontar. Juntos, haremos más”, invitó el sacerdote.

“La toma de posesión de un nuevo párroco es una ocasión para que todos nosotros hoy digamos al Señor ‘cuenta conmigo, tal y como soy, con las cualidades y con las limitaciones que tengo, con los dones que Tú mismo me has dado y con mis propios pecados. Cuenta conmigo. Que mi vida sea un regalo para los demás, para este mundo tan necesitado de verdad, de luz, de libertad, de esperanza’” concluyó el padre Carlos.