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El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, pidió durante la presentación del VIII Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en la Comunidad de Madrid, celebrada en la sede de Cáritas diocesana el 29 de octubre, que “hay que poner rostro a los pobres”.

 

 “No son cifras, son personas que se sienten excluidas y necesitan ayuda. Hay que ver al otro, al pobre, como un don. Los pobres son el rostro de Cristo”, dijo el prelado, que considera que debemos cambiar el modelo de sociedad en el que vivimos.

“Los pobres son la carne de Cristo”, aseguró D. Ginés, parafraseando al papa Francisco. Según el obispo, “la pobreza nos da la posibilidad de vivir como cristianos”.

Además, pidió la implicación de todos en la lucha contra la pobreza: la Iglesia, las administraciones públicas, las asociaciones y las ONG.

El Informe FOESSA, que fue presentado por Enrique Carrero, director de Cáritas Getafe; por Guillermo Fernández, coordinador del estudio, y por Alfonso Rodríguez Maroto, experto en cooperación internacional, ha sido elaborado por un equipo de investigación formado por 125 investigadores de 30 universidades y de 13 organizaciones de acción. 

El acto de presentación contó con la asistencia del vicario episcopal para la Pastoral Caritativa y Social, Aurelio Carrasquilla; del vicario general moderador de Curia, Javier Mairata, y de otros representantes del clero diocesano.

A ellos se sumaron autoridades civiles de algunos municipios de la Diócesis y representantes del mundo empresarial.

Después  de una breve presentación del encuentro por parte de Enrique Carrero, el sociólogo Guillermo Fernández expuso los resultados de la investigación, que reflejan que tanto los niveles de integración social como los de exclusión social han mejorado en el conjunto de la población madrileña en los últimos cinco años.  

El informe analiza, además de datos de índole económica, factores como la vivienda, la salud, el empleo y la educación.

Según señaló Fernández, se ha incrementado la sociedad integrada, formada por personas que no tienen dificultades para su supervivencia y lleva una vida digna en términos materiales, que ha pasado de representar el 37% de la población en 2013 al 50% actual. 

La exclusión social se ha reducido un 25% entre 2013 y 2018. Sin embargo, a pesar de esta positiva evolución, un millón de personas (el 16,2% de la población) se encuentra en esa situación en la Comunidad de Madrid. 

Dentro de ese millón de personas en situación de exclusión social, 490.000 sufren una exclusión severa. Acumulan tantos problemas en la vida diaria que no tienen oportunidad de construir un proyecto vital mínimamente estructurado. La vivienda insegura e inadecuada, el desempleo persistente, la precariedad laboral extrema y su invisibilidad para los partidos políticos son algunas de las barreras a las que se enfrentan. 

De entre las personas en exclusión severa, hay un grupo de 269.000 personas en situación de exclusión social extrema. Son personas cuya principal preocupación es sobrevivir en el día a día y a las que apenas llega ningún mecanismo de protección.

Dentro de la población integrada, el informe pone su foco sobre un grupo de 900.000 personas en una situación muy precaria, la denominada ‘sociedad insegura’. Aun teniendo en este momento los recursos para poder subsistir en el día a día, serán los primeros en incorporarse al espacio de la exclusión social si se intensifica la desaceleración económica. 

Son familias y personas que agotaron su colchón de resistencia en la gran recesión y que no han podido reconstruir suficientemente sus mecanismos de seguridad (ahorros, apoyo familiar o social). Sienten debilitar sus lazos con la mayoría social. No se ven como personas excluidas, pero tienen un empleo precario, insuficiente y un futuro incierto.

Guillermo Fernández ofreció cifras preocupantes sobre la pérdida de capacidad de integración del empleo. Según el informe, hay 134.000 personas con empleos de exclusión (venta a domicilio, venta ambulante de apoyo, venta ambulante marginal, recogedores de cartón y otros residuos, reparto de propaganda, mendicidad, etc.) que son sustentadoras principales en sus hogares.

Seis de cada diez hogares en exclusión social tienen ingresos por trabajo, lo que refleja la precariedad de la recuperación del empleo, el esfuerzo de las personas excluidas por incorporarse al mercado laboral y que para salir de esa situación hacen falta políticas que no tengan que ver sólo con el trabajo.

El experto en cooperación internacional Alfonso Rodríguez Maroto trasladó a los asistentes al acto de presentación del Informe FOESSA la variedad de opciones de colaboración con entidades sin ánimo de lucro con que cuentan los empresarios, como las donaciones, el mecenazgo, el patrocinio, la colaboración a través del voluntariado y la organización de actividades de promoción, entre otras.

Con esta aportación, la empresa puede conseguir atraer a nuevos clientes, fortalecer su imagen, diferenciarse del resto de las empresas, promover entre sus empleados el orgullo de pertenencia y muchas mejoras fiscales.