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El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, entregó el pasado 27 de octubre las llaves de la Parroquia San Antonio, en Aranjuez, al sacerdote Yago Fernández de Alarcón en una multitudinaria y festiva ceremonia.

 

 El nuevo párroco estuvo acompañado por el arcipreste de Aranjuez, Manuel Torres, así como por otros sacerdotes del arciprestazgo, por su antecesor en el cargo, Norberto Otero, y por el anterior vicario parroquial, Dimitri Armejo.

Durante su homilía, D. Ginés demostró ser un gran conocedor de la realidad de la Parroquia San Antonio y agradeció el trabajo y los esfuerzos realizados por el anterior párroco y su vicario, así como su generosidad y su disponibilidad al aceptar sus nuevos destinos. 

D. Ginés habló de los próximos retos para el nuevo párroco, entre los que destacó la fidelidad sacerdotal. 

“El sacerdote es un hombre de fe al servicio de la fe del Pueblo de Dios, y sólo desde la fe se puede vivir y entender el ministerio sacerdotal”, señaló. 

El obispo también se refirió a la necesidad permanente de oración del párroco. “Uno de los ministerios más bonitos e importantes del sacerdote es la oración por su pueblo, una oración concreta, discreta, movida por la caridad, la compasión y la misericordia, caridad en favor de la fraternidad, siendo para todos, buscando la reconciliación y la unidad de la comunidad. Algo que sólo con la Gracia de Dios se puede”, afirmó D. Ginés. 

“El Señor nos ha Confiado lo más precioso para él, su pueblo, por quien Él ha dado su vida. Se trata de un don de confianza y, a la vez, una gran responsabilidad”, añadió el prelado.

D. Ginés compartió con la asamblea un recuerdo personal de cómo fue su primera visita a la Parroquia San Antonio, en la que se encontró el Santísimo expuesto y atendido por un sacerdote. 

Además, señaló que el núcleo de la vida parroquial debe girar en torno a la Eucaristía y destacó como misión fundamental del párroco el orar mucho por el pueblo que se le confía.

Comentando el Evangelio del día, sobre la parábola del fariseo y el publicano, advirtió del peligro de la soberbia espiritual, que hace estéril nuestra labor y nuestra oración, y exhortó a vivir la humildad, que siempre nos acerca a Dios.

Al final de la celebración, el nuevo párroco dirigió unas palabras a su nueva comunidad, en las que expresó su deseo de que la Parroquia San Antonio sea una verdadera comunidad cristiana que se caracterice por su unidad y por su fervor apostólico, en la que todos, incluido el presbítero, son sostenidos por la fe de los demás.

El padre Yago concluyó la celebración consagrando su ministerio a la Virgen con una oración.