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El ‘Familión’ de Getafe se puso de nuevo en marcha del 8 al 10 de noviembre para recorrer otras dos etapas del Camino de Santiago francés, en las que participó el obispo emérito de Getafe, D. Joaquín María López de Andújar.

Las familias peregrinas realizaron el 9 de noviembre el trayecto desde Astorga, capital de la Maragatería, hasta Foncebadón, y al día siguiente continuaron el recorrido hasta Ponferrada. 

Estas dos etapas fueron un poco más duras que las anteriores, debido a que la meteorología no acompañó y la topografía era más complicada. Sin embargo, Dios cuidó de este “pueblo en marcha” que son los 260 fieles diocesanos que participan en esta iniciativa familiar.

El lema de estas etapas, la vigésima y la vigésimo primera, fue ‘El camino es largo y exige perseverancia’, que ayudó a superar todas las dificultades. 

“En comunidad se vive de otra manera. Cuando uno no puede, siempre hay alguien que viene a darte su apoyo. Cuando ves a alguien que va más flojo, sale de natural el ayudarle”, señala Ana Sánchez, una de las peregrinas. 

“El Camino aporta muchas enseñanzas de vida, Camino que, si no fuese por la oportunidad que nos brinda el ‘Familión’, quizás muchos de nosotros no hubiésemos hecho. Se aprende tanto de esta vivencia en comunidad, en iglesia, en familia…”, continúa Sánchez.

El 9 de noviembre, festividad de la Almudena en Madrid, los peregrinos caminaron de la mano de María, como les recordó el obispo emérito en la misa que tuvieron antes de la comida en Rabanal del Camino, en una iglesia románica del siglo XII. 

“María es escuela de confianza, porque Dios no deja abandonado al hombre, ni pretende hacer de nuestra vida un túnel. María es escuela que nos enseña a amar a la Iglesia, como depositaria y transmisora de la fe que recogieron los Apóstoles, siempre guiados por el Espíritu Santo. María es escuela de misión, como nos enseña en la visitación a su prima Isabel”, insistió D. Joaquín. 

Los peregrinos no pudieron subir el 10 de noviembre a la emblemática Cruz de Hierro (punto más alto del Camino de Santiago francés, ubicado entre Foncebadón y Manjarín), a causa de una nevada y el hielo de la noche. Tuvieron que proseguir su ruta desde el Acebo y continuar desde allí hasta Ponferrada, pasando por Campo, que cuenta con un puente precioso por el que pasaron todos.

Tras estas dos nuevas etapas, los peregrinos volvieron a casa cansados, pero con el corazón ardiente por la experiencia compartida. “Es una inyección de esperanza que contemplamos también en la Hora Santa del sábado: la espera en la vida de Jesús, la espera de Dios Padre con nosotros, como el padre de la parábola del hijo pródigo, la espera en cada sagrario, que nos lleva a sabernos y a reconocernos que somos deseo de Dios”, recuerda Ana Sánchez, llena de agradecimiento en el corazón.