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El vicario episcopal de Pastoral Caritativa y Social, Aurelio Carrasquill y el delegado de Pastoral Obrera de la Diócesis de Getafe, Rubén Mateos, acompañados de un grupo de voluntarios de esta área, participaron en las XXV Jornadas Generales de Pastoral Obrera, celebradas entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre en la Casa de Ejercicios San José (El Escorial).

 

Este encuentro, en el que participaron unos 140 voluntarios colaboradores de la pastoral del mundo obrero, sirvió para reflexionar sobre el documento ‘La pastoral obrera de toda la Iglesia’, del que se cumplen 25 años.

El objetivo de este encuentro era hacer balance del camino que se ha recorrido y concretar el proceso a seguir en el trabajo de la pastoral obrera en el mundo del trabajo y en la Iglesia hoy. 

En el encuentro se llegó a la conclusión de que, a pesar de que el trabajo realizado en el mundo laboral desde la Iglesia ha sido mucho, la situación actual requiere redoblar los esfuerzos.

“Hoy se ha intensificado y se recrudece la situación de inhumanidad. Los retos de la nueva revolución industrial y de la robotización del empleo siguen reclamando la presencia de la Iglesia. Reconocemos el trabajo como lugar humano, como lugar eclesial, como lugar teologal. Por eso, el trabajo humano como principio de vida ha de seguir estando en el centro de la misión de toda la Iglesia”, señala un comunicado emitido después del encuentro.

“Somos urgidos a vivir una nueva etapa evangelizadora, que proclame que el trabajo es para la vida; que reclame un trabajo decente que permita construir una sociedad humana; que denuncie las agresiones normalizadas e invisibilizadas de la siniestralidad laboral, y que plante cara a la inequidad que genera violencia. Para ello hemos de posibilitar el nacimiento de un nuevo orden económico y social, donde, junto a la lucha contra la pobreza y sus causas, contra la precariedad vital, seamos capaces de cambiar personal y globalmente nuestra relación con la creación, porque convertimos nuestras prácticas cotidianas y nuestros estilos de vida”, destaca esta área.

“Hemos acordado poner en marcha un proceso sinodal de mirada a la realidad que ponga rostro a esta situación, desde el que habremos de concretar, junto a nuestros obispos, las respuestas pastorales que como Iglesia estamos llamados a ofrecer”, propone la pastoral obrera.

“Somos urgidos por el amor de Cristo a acompañar como Iglesia la vida de las trabajadoras y trabajadores empobrecidos, a generar una nueva manera de pensar, sentir y vivir, una nueva mentalidad que haga que las instituciones vuelvan a estar al servicio de las personas y de sus necesidades humanas. Para ello, somos enviados a construir otra manera de vivir con nuestro testimonio”, concluye el comunicado.