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Más de 9.000 personas han seguido por el canal diocesano de YouTube (www.youtube.com/getafediocesis) la retransmisión de la misa del Domingo de Ramos, presidida por el obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, el pasado 5 de abril en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles.

 

Dada la situación de estado de alarma decretado por el gobierno de la nación, el prelado sólo estuvo acompañado por el rector del Seminario Mayor, Jesús Parra, por un grupo de sacerdotes de la Residencia sacerdotal y también por algunos seminaristas mayores.

D. Ginés en su homilía tuvo palabras de esperanza y de ánimo para todos los que le escuchaban y sobre todo para los que están sufriendo en estos días tan marcados por la enfermedad.

García Beltrán quiso comenzar invitando a todos a participar y vivir la Semana Santa a través de los medios de comunicación: “unidos en oración, y en familia y sobre todo podremos estar unidos por el vínculo de la Comunión que crea en nosotros una relación indisoluble de intimidad con el Señor y con los hermanos".

 

En referencia a las lecturas del día, el prelado señaló que Jesús, entrando a lomos de una borriquita nos enseña a los cristianos el camino de la salvación: “Jesús entrando así en Jerusalén nos está señalando que Dios salva por el camino del servicio, desde la pobreza y la debilidad, porque sólo así puede alcanzar nuestra vulnerabilidad”.

 

A lo largo de toda la homilía D. Ginés animó a todos los que le escuchaban a encontrar el sentido de sus vidas, de sus fracasos, de su enfermedad y de los actuales sufrimientos, mirando a la cruz de Cristo, quien no renunció a ningún sufrimiento, ni a la muerte en la cruz por amor a su pueblo, para salvarnos.

“Ante el mal es fácil rebelarse; el mal hemos de rechazarlo sin duda, pero el remedio contra el mal es la confianza, encontrar en él la fuerza del amor que libera, la presencia de un Dios que salva, el mal es menos duro con la presencia del Otro”.

 

Y también quiso hacer a todos los cristianos una invitación a ser testigos del amor fiel de Cristo hacia nuestros hermanos, los necesitados, los débiles o los que sufren: “El discípulo es el que sabe decir al abatido una palabra de aliento, el que consuela. En estos días el Señor nos llama a consolar, a estar cerca de los que sufren, a decir una palabra a tantos que están abatidos por el mal, por el sufrimiento, por la muerte. Consolar es hacer presente a Dios, es acercar al Dios del consuelo y de la misericordia”.

 

Y concluyó con una fuerte llamada a la esperanza: “En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza”.

 

Leer la homilía entera aquí.