ordenados2016

El Cerro de los Ángeles ha recibido un año más a centenares de peregrinos que, durante toda la jornada del viernes 19 de junio, se han acercado hasta la Basílica del Sagrado Corazón y hasta el convento de las Madres Carmelitas para demostrar en las eucaristías su devoción al Corazón de Jesús.

La misa de las 12.00 horas fue presidida por el obispo D. Ginés García Beltrán y en ella los sacerdotes pudieron renovar las promesas de su ordenación, acto que no pudo llevarse a cabo en la Misa Crismal al decretarse el estado de alarma y también algunos de los presbíteros celebraron las Bodas de Oro -José María Bueno Martín, Eladio López Yabén y Luis José Pampliega Rodríguez- y las Bodas de Plata -Fernando Jesús Barrón, Herminio Majeda Esteban, José Antonio Moriel Portillo, Fermín Peláez Dorado y Manuel Torres López-.

Antes de la santa misa, tuvo lugar un momento de encuentro, oración y testimonios desde las 11.00 de la mañana. La carta que el papa Francisco envió a los sacerdotes en 2019 con motivo del 160 aniversario de la muerte del cura de Ars sirvió de hilo conductor de las intervenciones. Después de que el vicario general, Javier Mairata, introdujera el acto, los vicarios episcopales leyeron fragmentos de la citada carta. Entre cada fragmento se intercaló un testimonio sacerdotal de cómo se había vivido el duro tiempo de la pandemia. El primero en hacerlo fue el obispo diocesano, al que siguió el obispo auxiliar, el vicario judicial Enrique Conde, el párroco de Santiago Apóstol (Valdemoro) Jon García, y por último el neopresbítero Rubén Herráiz, que cumplirá en estos días su primer aniversario de ordenación. Entre la lectura de la carta y los testimonios, los sacerdotes dispusieron de otros momentos de silencio y de cantos para poder meditar los mensajes. 

La eucaristía empezó a continuación con una pequeña introducción explicativa en la que se ha recordado a los sacerdotes homenajeados y también especialmente a los hermanos  fallecidos a causa del Covid-19, y a sus familiares difuntos.

ordenados2016

A continuación se procedió a leer el Decreto de la concesión del título de Basílica Menor, otorgado por el santo Padre al Santuario del Cerro de los Ángeles, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
El obispo diocesano ha estado acompañado en la celebración por el obispo auxiliar, D. José Rico, por el canciller secretario Francisco Armenteros; por el rector del Cerro de los Ángeles, Javier Bescós y por los vicarios episcopales, entre otros miembros de la Curia, así como por varias decenas de sacerdotes y de fieles provenientes de los distintos municipios que conforman la Diócesis de Getafe.
D. Ginés comenzó su homilía agradeciendo la presencia del obispo auxiliar, los vicarios y hermanos que en esta jornada dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y de santificación sacerdotal celebraban sus bodas de oro y plata sacerdotales.
“Nuestro encuentro en esta celebración adquiere un significado más profundo porque no pudimos celebrar -a causa del estado de alarma- la Misa Crismal, y hemos sufrido en nuestras comunidades esta pandemia que ha herido muchas familias dejando una profunda huella de dolor” señaló el obispo diocesano.

García Beltrán quiso también recordar con cariño a los sacerdotes diocesanos fallecidos y también a sus familias y a las familias de los seminaristas afectados por la pandemia.
Y añadió “es una Gracia que hoy podamos celebrar el Jubileo sacerdotal de algunos hermanos que hacen 25 y 50 años que recibieron el don del sacerdocio y ahora les pedimos que sean fieles hasta el final”.

El prelado hizo una llamada a estos presbíteros y a todos los que se habían trasladado hasta la Basílica del Sagrado Corazón a configurar su ser con Cristo: “el pastor es el que hace que su corazón lata al ritmo del Corazón de Cristo, compartiendo sus sentimientos, su vida y su destino”.
También insistió D. Ginés en que el ministerio sacerdotal es un ministerio vivo y en continua renovación “pues es Cristo quien actúa en nosotros y tenemos que dejarnos sorprender por Él. Nuestra vida no nos pertenece, es de Dios, y cada día debemos renovar, ratificar la llamada al Señor”.
García Beltrán continuó insistiendo en la importancia de la labor sacerdotal señalando que “estamos llamados a ser puente entre Dios y los hombres. Nuestra vocación es una vocación de amor a Dios y amor a los hombres” y les dio unas claves para renovar y discernir esa llamada vocacional cada día.
“Primero, la necesidad de poner a Dios como centro de nuestras vidas, en las que a veces nos perdemos en hacer cosas y dejamos a Dios al margen. Segundo, redescubrir a Cristo en medio de nuestra debilidad y nuestro sufrimiento y tercero la llamada a la Comunión y a la fraternidad sacerdotal”, destacó el obispo.

Para terminar su homilía, D. Ginés quiso recordar a los presbíteros a que, fijando su mirada en el Evangelio del día, sean pastores según el corazón de Cristo “llevando su consuelo a los hombres y siendo testigos de su misericordia en medio del mundo”.
Después se realizó la renovación de las promesas sacerdotales “con sinceridad y alegría” y continuó la celebración de manera habitual.

ordenados2016

Tras la bendición D. Ginés García Beltrán felicitó de nuevo a los presbíteros que habían cumplido 25 y 50 años de sacerdocio y realizó algunos anuncios importantes como la fecha del funeral diocesano por las víctimas del Covid que se realizará en la Basílica (25 de julio) o la de las próximas ordenaciones (12 de octubre).
Tambien se mostró muy contento de comunicar que han llegado cuatro nuevo seminaristas al Cerro y en septiembre llegará otro grupo.
Cuando terminaron las noticias, el prelado procedió a entregar un pequeño obsequio a los sacerdotes homenajeados.

Aquí puedes leer la homilía de D. Ginés.