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Los fieles de Moraleja de Enmedio celebraron el pasado domingo 6 de septiembre la fiesta del Santísimo Cristo de la Salud, junto al obispo diocesano D. Ginés García Beltrán, en la Parroquia San Millán.

Previamente se habían podido preparar espiritualmente con un triduo que les ayudó a comprender y contemplar las heridas de la pasión del Señor, donde están las heridas y sufrimientos de la humanidad. 

D. Ginés destacó en su homilía que “no por las dificultades de la pandemia hoy es menos fiesta. Sobre todo en estas circunstancias la imagen del Cristo bajo la advocación de la Salud adquiere un sentido muy especial” y les animó a recordar que “la cruz no es una casualidad, no es un adorno, es real, Cristo no ha muerto ficticiamente por nosotros. Cristo ha muerto por nosotros realmente”. 

“Es importante mirar a la cruz para darnos cuenta que en ella está crucificado el sufrimiento del mundo, y que de ella nos viene la salvación. Hay que mirar la cruz y mirar al crucificado, porque la cruz sin crucificado puede rompernos, puede romper una familia, una nación... miramos al crucificado como signo de amor y signo de entrega” continuó el prelado diocesano.

D. Ginés les explicó que “nosotros podemos también convertir el sufrimiento en un signo de amor, y así la cruz se convierte en gloriosa, en un árbol de vida. Porque en Cristo está nuestra salud, nuestra salvación; basta con mirarlo para quedar curado y dar sentido a la vida”  

Y terminó con palabras llenas de ánimo y de esperanza “en la Eucaristía se hace real la cruz, y en Moraleja de Enmedio, en un momento difícil y de sufrimiento, a pesar de las dificultades, de los miedos y de la muerte, el Señor quiso permanecer y se quedó con nosotros en la Eucaristía, en el ‘Prodigio Eucarístico’ que adoramos en esta parroquia”.