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Los fieles de Moraleja de Enmedio celebraron el pasado 16 de julio la solemnidad de la Virgen del Carmen con gran devoción junto al 84º aniversario de la consagración de las sagradas formas eucarísticas, que actualmente se conservan incorruptas de forma prodigiosa desde 1936.

El día anterior, 15 de julio, a las 22.00 horas, se celebró también una emotiva vigilia con un tiempo de adoración del prodigio eucarístico.

Con la ayuda de textos del Catecismo de la Iglesia Católica, de san Juan Pablo II y Benedicto XVI, además de distintas canciones acordes con cada texto, los habitantes de Moraleja se fueron introduciendo en un conocimiento más profundo de la Eucaristía y del amor infinito que Dios manifiesta a cada una de sus criaturas.

Pudieron contemplar el pequeño copón de cristal, iluminado por una luz tenue para la ocasión, que contrastaba con la grandeza de Dios en su interior: todo un Dios en la forma más humilde, un trozo de pan, como destacó una de las feligresas de Moraleja participantes en la Vigilia, Paloma Pedraza. 

Fue un momento grande, “una noche santa” como señaló el párroco Rafael de Tomás, “en la que sólo podemos adorar y dar gracias por todo lo que ha hecho y sigue haciendo el Señor por cada uno de nosotros y por este pueblo que en su día protegió el copón con tanta fe”. 

Finalizada la Vigilia, dio la bendición y el prodigio  eucarístico quedó expuesto toda la noche hasta la celebración de la Eucaristía del día siguiente. 

Este año, el Señor ha regalado a los fieles la posibilidad de poder adorarle durante 24 horas ininterrumpidamente. 

Como hace 84 años, el pueblo de Moraleja movido por la fe, fue pasando en distintos momentos a acompañar al Señor. Unos acostándose más tarde, otros madrugando más para acercarse a rezar antes de ir a trabajar, pero todos con un gran amor a Jesús en la Eucaristía.

Previamente juntos se unieron en el rezo del santo Rosario, acto que dio paso a la Eucaristía solemne que tuvo como figura central a María, bajo la advocación de la Virgen del Carmen y que estuvo presidida por el sacerdote Ramón Mirada.

En su homilía Mirada destacó la importancia de la fe en la vida del creyente “para que Dios pueda hacer milagros, al igual que obró el milagro hace 84 años en Moraleja,  porque este pueblo en un momento histórico, protegió la Eucaristía como un tesoro sagrado y reconocieron a Jesús en un trozo de pan”.

Refiriéndose al Evangelio, el presbítero destacó lo precioso de “la convergencia en este día entre María y la Eucaristía, ambas realidades invisibles que nos muestran un amor muy visible y palpable”.  Y continuó: “Nos anima a fijarnos en María si queremos ser hombres y mujeres de Eucaristía, para que nos enseñe a reconocer a un Dios enamorado de nosotros que se ha hecho un trocito de pan para ser alimento con el que quiere saciarnos”. 

Acabó la celebración con un emotivo acto de adoración personal de todos los feligreses y la bendición final con el prodigio eucarístico.