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Álvaro Real en ‘El Espejo de fin de semana’ de Cadena COPE, entrevistó a Sor Cristina María, religiosa clarisa franciscana del Monasterio de la Encarnación de las Hermanas Pobres Clarisas de Valdemoro. Una entrevista en la que cuenta cómo han vivido la crisis del coronavirus y cómo fue su llamada a la vida contemplativa y cómo se vive dentro del convento.

Sor Cristina María manifestó que han vivido la pandemia “desde su puesto en la Iglesia, que es la oración, pidiendo muchísimo por todos. Viendo que el mundo nos necesita aquí, que necesita nuestra entrega. Porque lo importante es la vida eterna”.

“Esta epidemia ha puesto de manifiesto el valor de la intercesión, de la súplica y de la oración, porque donde no llega la capacidad y el consuelo humano, llega el poder y el consuelo de Dios” ha manifestado esta hermana.

En su vida de cada día, María es su modelo a seguir, “es el modelo de toda consagrada y su sí fue necesario para la salvación del mundo. También nuestro sí. El Señor nos necesita aquí. María es el espejo en el que nos miramos y su fecundidad es la nuestra. Nuestra vida no es estéril. Estamos aquí dando vida al mundo entero”.

Y aunque la vida contemplativa  parece escondida en realidad estas consagradas conocen el sufrimiento y las necesidades de todos los hombres: “estamos en todo porque llevamos a la humanidad en el corazón. El corazón de Dios está en el nuestro y participamos del corazón de cada hombre”.

En cuanto a su vocación, Sor Cristina María contó cómo Dios la llamó, de manera lenta y progresiva, poco a poco le fue declarando su amor. Dios habla a través de personas concretas, de acontecimientos y “así fue creciendo en mi corazón el deseo de entregarme a Dios”.

“Vivir la vida contemplativa es una Gracia. Dios sabe a quién elige y sólo hay que responder a un don que Dios sostiene con su amor y con su misericordia”.

Las clarisas franciscanas del Monasterio de la Encarnación mantienen abierta continuamente, de día y de noche, la Iglesia conventual, convertida en capilla de Adoración Perpetua desde el año 2010. 

Quienes quieran participar de su liturgia o de la Adoración Eucarística pueden hacerlo en cualquier momento, cualquier día. 

“Nosotras pedimos también a la gente que pida, que rece por nosotras. Que ante el Santísimo pongan nuestra vocación porque os necesitamos ante el Señor”, concluye esta religiosa.

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