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El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, presidió el pasado 2 de febrero, festividad de la Presentación del Señor, una eucaristía en la Catedral Santa María Magdalena para celebrar la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

El prelado estuvo acompañado en el altar por el vicario general, José María Avendaño; por el vicario moderador de Curia, Javier Mairata; por el vicario episcopal de Religiosas, Ramón García Saavedra y por una veintena de sacerdotes.

El encuentro, que llevaba por lema ‘La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido’, contó también con la presencia de miembros de las distintas congregaciones religiosas que hay en la Diócesis de Getafe, así como con la presidenta diocesana de la Confederación de Religiosos (Confer), Sabina Riaño.

La responsable de la Confer a nivel diocesano fue la encargada de la monición ambiental, en la que explicó que el lema de la Jornada “nos recuerda que somos hermanos y que estamos llamados a ayudar a los más vulnerables y necesitados”.

Riaño también destacó la importancia de la celebración eucarística, “que nos llama a ser ofrenda generosa al Señor para nuestro mundo sufriente”.

En su homilía, D. Ginés agradeció la presencia plural en la celebración, “a pesar de los muchos territorios que están confinados a causa del avance de la pandemia”.

En referencia al lema de la Jornada, el prelado destacó que “era precioso y oportuno. El corazón humano está herido; por eso el mundo lo está”.

En relación a las lecturas del día y a la fiesta de la presentación del Señor en el templo, D. Ginés explicó que “Simeón es el hombre del deseo y la búsqueda de Dios, deseo de ver y de tocar al Señor”, e insistió en que “nuestra vida tiene sentido cuando está centrada en el Señor. La pandemia le da ese signo de contradicción para que aparezca lo mejor del ser humano”.

Las palabras del prelado diocesano ayudaron a todos los asistentes, fieles laicos y religiosos, a aterrizar en sus propias vidas las enseñanzas de Jesús y a valorar las pequeñas cosas que pueden llegar a cambiar el mundo. 

“Estáis llamados a ser un canto de esperanza en el surco donde uno a veces se ensucia, se equivoca, tiene que pedir perdón, renovar su vida. Tenéis una gran historia que contar y una gran historia que construir”, dijo. 

D. Ginés valoró y agradeció la variedad de los carismas que se concretan en compromisos diversos: “Estáis en la vanguardia de la Iglesia. Esta Iglesia particular se alegra por la presencia rica y variada de la vida consagrada”.

Al final de la celebración, el sacerdote hijo de la Caridad José Miguel Sopeña, en representación de todos los religiosos, dirigió unas palabras de agradecimiento al Señor por el don de la vida consagrada, “porque la fraternidad está en la entraña de lo que somos. Porque buscamos y soñamos con un mundo fraterno”.

Sopeña terminó con unas palabras del Papa Francisco: “Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos”.

 “Que vivir así, soñar con este sueño, haga cada vez más de nuestra vida una parábola transparente de la fraternidad que Dios quiere”, concluyó Sopeña.

La bendición del obispo de Getafe puso punto final a la eucaristía.

La celebración se puede visualizar en el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=L_IhFShKET0