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El pasado 20 de febrero tuvo lugar el 5º encuentro del Plan Diocesano de Formación basado en el nuevo Directorio para la Catequesis. En esta ocasión el ponente fue el vicario episcopal para la Evangelización y la Transmisión de la Fe, Jesús Úbeda, encargado de profundizar en la relación entre la fe y la vida como característica indispensable para evangelizar.

Úbeda realizó un recorrido por la Escritura poniendo de manifiesto dicha unidad. Comenzó con el Antiguo Testamento, donde se vincula la relación con Dios y la vida dichosa.

“El profeta Jeremías utiliza la imagen de la naturaleza para ilustrar esta unidad; el que no confía en Dios sino solo en sus fuerzas y capacidades será «como cardo en la estepa, que nunca recibe la lluvia; habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita» (Jer 17, 6), pero el que confía en el Señor «será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto». (Jer 17, 7-8)” recordó el vicario.

En cuanto al Nuevo Testamento, Jesús Úbeda subrayó que “vemos esta unidad en las palabras de Jesús hablando del ciento por uno como signo de la vida dichosa de aquél que le ama y le sigue. (Cf. Mc 10, 29-30)”.

El desarrollo se centró después en el nuevo directorio para la catequesis, donde puso de manifiesto con multitud de textos la necesidad de superar la fractura entre la fe y la vida en la transmisión de la fe. 

Entre los textos destacados Úbeda remarcó que: “La catequesis, siguiendo el ejemplo de Jesús, ayuda a iluminar e interpretar las experiencias de la vida a la luz del Evangelio. El ser humano de hoy experimenta situaciones fragmentarias de las que él mismo lucha por captar el sentido verdadero. Ello puede incluso conducirle a una vida separada entre lo que cree y lo que vive. La relectura de la existencia con ojos de fe le ayuda a tener una mirada sabia e integral. Si la catequesis descuida esa relación entre experiencia humana y mensaje revelado, cae en el peligro de yuxtaposiciones artificiales o en la incomprensión de la verdad”. (Directorio para la catequesis, 199)”.