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El vicario episcopal para la caridad y la acción social, Aurelio Carrasquilla, presidió el pasado domingo 11 de abril, segundo domingo de Pascua, la celebración de la fiesta de la Divina Misericordia, en la Parroquia Nuestra Señora de Butarque (Leganés).

Bajo el lema ‘Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia’ la celebración comenzó con la exposición del Santísimo y la meditación y el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia.

A continuación tuvo lugar la eucaristía en la que Aurelio les recordó la importancia de recuperar la confianza en el Señor, la necesidad de abrirse a los demás y de huir del miedo, porque “el miedo hizo que los discípulos vivieran con las puertas cerradas”.

“Este tiempo de pandemia ha hecho que muchos que decían ser muy cristianos hayan dejado de ir a las parroquia. El miedo les ha hecho encerrarse, no solo en sus hogares sino en su corazón” continuó el vicario para la caridad.

“Vivir este domingo de la Divina misericordia es recuperar la valentía. Y ser valiente es no dejarse dominar por el miedo, salir al encuentro del otro y tener las puertas abiertas, como nos recuerda continuamente también el papa Francisco” insistió Aurelio.

El vicario episcopal para la caridad, en referencia a la fiesta del día, recordó la grandeza de la misericordia de Dios e invitó a mirar a Dios “como un padre que nos cuida, que nos ama, que camina a nuestro lado y también detrás por si nos caemos”.

“Dios está orgulloso de que intentemos ponernos en pie y caminar. A Él no le importan nuestros pecados y faltas, lo que le importa es que seamos capaces de aceptar en nuestras vidas su misericordia y su amor” subrayó Carrasquilla.

Después de la celebración los asistentes rezaron también las vísperas con las que concluyó la Octava de Pascua.