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El pasado sábado 10 de abril, primeras vísperas de la Fiesta de la Divina Misericordia, cuatro nuevas hermanas –María Rivero, Elisabet Rubio, Sara Santamaría y Verónica Ruiz– se incorporaron para siempre a la Fraternidad Seglar en el Corazón de Cristo (FSCC) mediante su consagración al Señor y su compromiso definitivo de vida. Una hermana –Elena Canelada–  también proclamó de manera pública su compromiso temporal.

El acto tuvo lugar en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles, en Getafe. La celebración de la eucaristía estuvo presidida por el obispo D. Ginés, acompañado de Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián y de numerosos sacerdotes. 

Participaron también fieles de diversos lugares donde las hermanas llevan a cabo su apostolado, familiares y amigos. Fue una celebración sencilla y a la vez expresiva en su liturgia, siempre acompañada por la belleza de la música y los cantos. 

El obispo D. Ginés en la homilía, llamó a las hermanas a entregarse al Esposo que es Cristo y a encomendarse a la Virgen. Recordó unas palabras del padre Mendizábal: “Cuando renuncio a todo, lo encuentro todo en Él”.

También alentó a todos los presentes a dejarse interpelar por las palabras que se contemplan en el ritual de esta celebración y a vivir en plenitud el bautismo. Una verdadera llamada a entrar en el misterio de amor del Corazón de Cristo y a vivir de verdad la santidad de vida.

Después, cada hermana pidió públicamente a Dios y a su santa Iglesia “Amar a Jesucristo mi Redentor, con todo mi corazón, servirle en la Fraternidad Seglar en el Corazón de Cristo y gozar de la compañía de las hermanas”.

Al término de la eucaristía, los asistentes pudieron felicitar y saludar a las hermanas en la explanada de la Basílica.

 

La Fraternidad Seglar en el Corazón de Cristo

La Fraternidad Seglar en el Corazón de Cristo está formada por mujeres seglares consagradas a Dios llamadas por el Señor a vivir en unión con Él y entre ellas.  Abrazan los consejos evangélicos de virginidad, pobreza y obediencia.

Han recibido del Señor el carisma de vivir el sacerdocio bautismal en virginidad en medio del mundo con un corazón unido, identificado y transformado en el Corazón de Cristo a semejanza de la Virgen, entregadas a la misión apostólica de la iglesia y unidas por un vínculo fraternal.

Nuestra participación en la vida y misión de la Iglesia se realiza a través de cauces diocesanos.