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El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, presidió la vigilia de Pentecostés el pasado sábado 22 de mayo, en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles.

 Acompañaron al prelado el vicario episcopal de Apostolado Seglar, Jaime Bertodano; el rector de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, Javier Bescós; el rector del Seminario Mayor, Jesús Parra y algunos sacerdotes de distintos municipios de la Diócesis.

Junto a ellos, participaron el Delegado de Apostolado Seglar, José Fernández Crespo y el equipo de la Delegación, así como representantes de los movimientos, grupos y asociaciones de la Diócesis, que fueron protagonistas de algunos momentos de la celebración.

La ceremonia, cargada de simbolismo, comenzó con una procesión de representantes de varias realidades asociadas de la Diócesis que portaron siete velas que simbolizaban los siete dones del Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad, y temor de Dios, seguido del pregón de Pentecostés.

Las lecturas también fueron proclamadas por miembros de diferentes asociaciones y movimientos para expresar la diversidad y riqueza de carismas que conforman la Diócesis de Getafe.

En su homilía D. Ginés quiso agradecer la presencia de todo el laicado asociado y en especial de la Delegación de Apostolado Seglar de cuya jornada, celebrada durante la mañana, hizo también mención.

“Pentecostés es el cumplimiento definitivo de la promesa del Señor, desde la creación del mundo, y la plenitud de la Pascua” comenzó el prelado.

García Beltrán quiso hablar de la acción salvífica y fecunda del Espíritu Santo “que transforma al hombre, a la Iglesia y al mundo” planteando un paralelismo entre dos de las lecturas proclamadas en la Basílica “en la de la torre de Babel hemos visto que tenían una misma lengua, una empresa común –construir una torre que llegara hasta el cielo- y un mismo objetivo –hacerse un nombre- y todo lleva a la destrucción”.

Sin embargo, continuó el obispo “en la lectura de los Hechos, vemos que por la acción del Espíritu Santo cada persona oía hablar a los discípulos de las maravillas de Dios en su propia lengua”.

“Y esto es posible porque donde está el Espíritu Santo hay vida, hay fecundidad. Porque el Espíritu Santo es Señor y dador de vida” recordó D. Ginés.

Quiso el prelado también dejar varias lecciones para sus fieles, sacadas de todo lo proclamado esa tarde.

Por una parte que “la unidad de la Iglesia se tiene que realizar en el Espíritu Santo, y no es un trabajo humano sino un don que debemos aceptar con humildad para vivirlo en nuestra vida”.

Señaló también que: “tenemos que recuperar la grandeza del Bautismo como vocación y ser profetas haciendo una pastoral de la posibilidad y no de la queja, ante el mundo”, añadiendo que “tenemos que aprovechar este momento particular de la historia donde nos ha puesto el Señor”.

Para terminar y en referencia a la Jornada de Apostolado Seglar que se había celebrado en Alcorcón esa misma mañana, el prelado señaló que “ha sido una bendición de Dios, un regalo del Señor que nos invita y ayuda a preparar en el próximo curso el Año dedicado a la comunión y al laicado”.

La ceremonia estuvo solemnizada por las magníficas voces del coro ‘Omnia Nova’ de la Parroquia San Juan Bautista de Fuenlabrada, acompañado al órgano por el párroco Tommaso Pedroli.