ordenados2016

La Basílica del Sagrado Corazón de Jesús (Cerro de los  Ángeles) acogió el pasado sábado 26 de junio –Memoria de San Josemaría Escrivá de Balaguer- una emotiva eucaristía de acción de gracias y despedida del que durante nueve años ha sido el obispo auxiliar de la Diócesis de Getafe, D. José Rico Pavés, quien presidió la celebración. 

Estuvo acompañado de sus hermanos en el episcopado, el obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, y el emérito, D. Joaquín María López de Andújar; el vicario general, D. José María Avendaño; el vicario general moderador de Curia, Javier Mairata; el canciller secretario; Francisco Armenteros; varios vicarios episcopales, el rector del Seminario, Jesús Parra, delegados diocesanos y un nutrido grupo de sacerdotes.

Asistieron también autoridades civiles y militares, así como un importante número de religiosos, consagrados, representantes de Hermandades y Cofradías de la Diócesis y fieles que quisieron estar presentes en este importante momento para la Diócesis de Getafe y para el obispo electo de Asidonia Jerez.

La eucaristía comenzó con unas palabras de bienvenida a todos los presentes y sobre todo de afecto dirigidas por el obispo D. Ginés hacia D. José recordando que su lema episcopal desea la alegría de Jesús para todos, y haciendo memoria de su consagración episcopal, el 21 de septiembre de 2012,  “de la que han pasado nueve años en los que has acompañado el caminar de esta Iglesia en Getafe. Nueve años para dar gracias a Dios porque son una historia de salvación”.

“Gracias a tu experiencia y tu buen hacer la Diócesis ha desarrollado la Iniciación Cristiana, un trabajo bien hecho que nosotros esperamos continuar” destacó D.  Ginés.

Relató el prelado algunas de las tareas pastorales de las que se ha ocupado D. José en estos años: “te has preocupado también del saber teológico (…); del presbiterio de los sacerdotes -y sabes que los sacerdotes te quieren-, (…); has vivido momentos importantes como el Centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús”.

“El Señor nos ha regalado la publicación de las actas que nos ayudaran a reflexionar sobre el misterio del Corazón de Jesus” anunció el obispo y continuó: “pero sobre todo tu ministerio precioso que se ha vivido entre nosotros en la sencillez, el consejo y el auxilio a los pastores diocesanos. Ésta ha sido tu primera Diócesis, no la vas a olvidar nunca, como nosotros tampoco nos vamos a olvidar”.

El prelado -junto al agradecimiento “por tu dedicación y tu vida entregada”- también le hizo entrega, en nombre de toda la Diócesis, de una casulla personalizada con un bordado a mano de talleres Granda “hecha con mucho amor y dedicación, con signos que se identificaran contigo y con la Diócesis” con su escudo y con el Sagrado Corazón de Jesús, la Virgen y San José.

Casulla que fue estrenada inmediatamente por el obispo electo de Asidonia -Jerez y con la que presidió toda la celebración.

D. José en su homilía también tuvo palabras de agradecimiento para todos los que se habían acercado ese día hasta el Cerro de los Ángeles para acompañarle en la eucaristía y comenzó recordando la fiesta de san Josemaría Escrivá, memoria del día 26 de junio, “cuyo testimonio me hace volver la mirada a lo verdaderamente importante: hemos sido creados para una vida santa, la santidad es nuestra vocación, y todo cuanto nos aleje de esta meta es empeño inútil”.

Echando la vista atrás D. José recordó: “en mis primeras palabras como obispo auxiliar, os pedí vuestra ayuda para cumplir la tarea que la Iglesia me encomendaba. Y bien sabe el Señor que esa ayuda me la ha dado por medio vuestro con sobreabundancia”, para a continuación resumir en tres expresiones su agradecimiento inmenso por esta ayuda.

La primera: “qué pequeño es el mundo y qué grande es la Iglesia”, es una expresión que el hasta ahora obispo auxiliar de Getafe repetía al ver la riqueza de la fe en la Diócesis de Getafe: “la he repetido cuando me he encontrado con nuestras consagradas de clausura, cuando he visto vuestra entrega apostólica en las familias, en los colegios, en los centros penitenciarios, en las casas de acogida, en los movimientos y en las parroquias”.

La segunda: “las preguntas de nuestros hijos nos han devuelto a la Iglesia”, signo, según el prelado de “que la nueva etapa evangelizadora en la que nos encontramos ya inmersos debe dar más protagonismo a los preferidos del Señor” recordando aquí el testimonio de algunos pequeños que con su fe sencilla le han mostrado el amor de Dios. “Carmen de Pinto, que me agarró de la mano con cuatro años y me guió por su parroquia la primera vez que la visité; o María y sus hermanos, de la Parroquia de la Asunción de Móstoles, que también con cuatro años recibió la insignia de los Tarsicios como niña adoradora de la Eucaristía; Guille y su grupo, de la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, de Parla, cuya petición para que sea siempre su obispo auxiliar, espero que se cumpla, y David, de Chapinería, el que explicó la sucesión apostólica acuñando el nombre “Joaquinés” o que, hace apenas unas semanas, en la visita pastoral a su parroquia nos ha preguntado a los obispos por qué en la Iglesia utilizamos nombres tan raros; su propuesta de llamar al báculo “bastón”, a la mitra “gorro”, y al solideo “gorrillo” ya la estamos considerando”.

Por último, D. José explicó que la tercera expresión “es consigna para una vida: ¡Nada sin María, todo con Ella!”.

“El día que fui consagrado obispo aquí, en el entonces Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, también pedí al Señor lágrimas y me las ha concedido con abundancia, casi siempre en la sola compañía del Señor, unas veces de dolor y otras de inmensa alegría. Entre estas últimas, guardaré para siempre las que me ha concedido al acompañar la imagen de la Patrona, Nuestra Señora de los Ángeles, principalmente en el día grande de la bajada de la Virgen, fiesta que forma parte constitutiva de la identidad de esta ciudad” concluyó D. José.

Al término de la celebración se compartieron varios testimonios de agradecimiento y afecto hacia la labor de D. José, el primero de ellos, el del niño David, de Chapinería, quien relató su historia de amistad y manifestó cariño al nuevo prelado de Asidonia Jerez.

Tras él, intervinieron Nuria Ramos consagrada que habló en representación del catecumenado de adultos; Marina Palomares, antigua alumna y actual profesora y coordinadora del Curso Básico de Getafe, en nombre del Centro Diocesano de Teología, y el hermano mayor de la Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles, Cándido Maroto, que junto a dos jóvenes, impusieron la insignia de oro a D. José; acto que fue acogido por la asamblea con un caluroso aplauso.

La celebración terminó con el canto ‘Salve Regina’ a la Virgen, dirigido desde el Coro diocesano y acompañado por todos los asistentes.