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La sede de Cáritas diocesana de Getafe acogió el pasado sábado 25 de septiembre a los miembros del grupo de laicos que han trabajado la Guía sobre la presencia de los seglares en la vida pública.

Entre los componentes del grupo se dieron cita profesionales de la medicina, de la abogacía, políticos en ejercicio, de la empresa y del mundo sindical.

Convocados por la Vicaria de Caridad de la Diócesis de Getafe y moderados por el sacerdote Aurelio Carrasquilla Jerez, el encuentro contó además con el acompañamiento de Fernando Fuentes, miembro de la Junta Nacional de Semanas Sociales.

Después de una breve introducción sobre los antecedentes de las Semanas Sociales en la historia del pensamiento social católico en España, se planteó la metodología de trabajo seguido en el conjunto de las diócesis que están celebrando sus semanas sociales diocesanas y también se habló del significado de la semana social que tendrá lugar en Sevilla (25 al 27 de noviembre) y que recogerá el trabajo de los grupos diocesanos.

El tema central con el que se abrió el debate fue ‘la participación de los católicos en la vida pública’ y las variables que inciden en dicha participación y con las que hay que contar.

Algunos de los participantes expresaron la falta de pluralidad pues en el momento que se plantean cuestiones que tienen que ver con los valores, y más aún si son cristianos, se manifiesta un alejamiento de la sociedad y, por tanto “se constata la necesidad de partir del diálogo y de un lenguaje común en el que colaborar”.

Más aún entienden los participantes que “no se debe afrontar la pluralidad con miedo, pues el origen del diálogo es el “otro”, que es un bien”.

En el transcurso de la jornada se plantearon las respuestas a la necesidad de encontrarse “con el diferente y lo diferente” para construir el bien común y cómo crear mecanismos para ese trabajo en común.

El grupo citó aquellos aspectos que contribuyen al diálogo constructivo como trabajar por la dignidad humana haciendo un discernimiento personal para que no sean los propios intereses los que prevalezcan sino el objetivo del compromiso cristiano; Destacaron que “de algún modo, el bien común es algo evangélico”.

Otro de los temas tratados giró sobre las renuncias que se deben hacer para favorecer la amistad social y el diálogo y se comentó que el leguaje también debe ser común, “si queremos que nos entendamos debemos sintonizar” subrayaron, así como la necesidad de ser escuchado; reconocer que el otro es un regalo y los derechos como una plataforma desde donde se puede dialogar.

También constataban la “soledad” en sus compromisos, especialmente los políticos, y pedían que la Iglesia asumiera la tarea de acompañamiento.

“Es verdad que los movimientos obreros habían desempeñado en parte este cometido pero ahora la vida es más compleja y con nuevos escenarios en los que la Iglesia debe estar presente. No todas las veces el compromiso en la vida pública es bien entendido tanto desde la propia comunidad cristiana como desde los partidos políticos en los que se milita” explicaron.

“Es más, es una tarea compleja integrar las ideologías que forman parte de las opciones políticas y económicas con la vocación de laico al servicio de la sociedad. Hablar de disciplina de partido y de la Iglesia provoca contradicciones”.

Se incidió en las nuevas presencias en la vida pública y se citaba el caso de las nuevas tecnologías y su impacto actual, destacando que “las nuevas tecnologías se consideran un lugar de presencia de la Iglesia y hay posibilidad de encontrarse en las nuevas tecnologías”. 

Pero solicitaban que “lo instrumental, las nuevas tecnologías, no impidieran la relación personal”.

Con todo, se afirmaba la necesidad de consolidar el “ser comunidad cristiana” para hacerse presente en la vida pública echando una mirada a la realidad donde “la parroquia antes era un lugar social, por donde pasaba todo el mundo y ahora se ha envejecido”. Y surgía la pregunta: “¿cómo rejuvenecer esa comunidad desde el laicado?”.

El grupo finalmente se planteó uno de los interrogantes que surgen desde el pensamiento del Papa Francisco relativos a los procesos o la ocupación de espacios y señalaron que “la comunidad cristiana lo que hace es iniciar procesos. Se trata de estar comprometidos con procesos que parten del anuncio del evangelio. El construir Reino, es ya plural en sí mismo, pero la construcción de la casa común es una tarea”.

“Estamos en una sociedad de espacios, de confrontación democrática. La cultura es lugar de encuentro y desde la identidad cristiana, ser cristianos, hay que iluminar la realidad” concluyeron.

En el grupo se dieron cita varios miembros del movimiento Comunión y Liberación, quienes explicaron su modo de insertarse en la vida pública desde su compromiso cristiano.