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El pasado miércoles 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, un grupo de familias diocesanas se consagraron al Corazón de la Virgen en la Basílica del Cerro de los Ángeles. 

Después de varios meses de formación durante el curso y con la mirada puesta en la consagración al sagrado Corazón de Jesús del mes de junio, esta celebración fue la mejor preparación para padres e hijos.

En los meses previos estas familias habían ido asumiendo varios compromisos que les acercaban más y mejor a los corazones de María y Jesús y el miércoles 8 dedicaron el día completo a un retiro con la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, en su talla de la Inmaculada.

El retiro comenzó con la explicación de la Ermita y después prosiguió una charla sobre la Consagración, según San Luis María Grignion de Montfort, impartida por Ana María Avendaño, miembro de los Apóstoles de los Corazones de Jesús y María (ACIM).

La mañana terminó con un tiempo de oración personal para que cada uno pudiera escuchar lo que la Madre tenía que decirle y una visita al recién inaugurado Nacimiento de las M.M. Carmelitas.

Tras una comida fraterna, rezaron unidos el Rosario en peregrinación por la explanada, con la ayuda de los más pequeños, que trataban de arrancar la mejor sonrisa a la Virgen.

Por la tarde asistieron a la explicación de la fórmula de la Consagración que iban a realizar por la tarde en la misa y rezaron una Hora Santa dirigida por el vicario episcopal para el Cerro de los Ángeles, Manuel Vargas.

Mientras tanto, los niños también se prepararon y divirtieron, al mismo tiempo, con catequesis para conocer mejor a los pastorcillos de Fátima, con la proyección de la película de las apariciones, juegos, talleres, una peregrinación.... y golosinas...

La eucaristía estuvo presidida por Vargas quien quiso hacer, para las familias presentes, un recorrido histórico recordando la relación íntima entre España y la Inmaculada, destacando “cómo Ella ha estado siempre presente en los momentos más difíciles para fortalecer nuestra fe y conseguir la victoria: El Pilar, la Reconquista, la batalla de Lepanto, la conquista de América,  la lucha contra el protestantismo... y un  largo etcétera, que hace de nuestro país sea conocido, en palabras de San Juan Pablo II, como ‘Tierra de María’”. 

El vicario episcopal para el Cerro de los Ángeles insistió en subrayar el amor del pueblo español por la Inmaculada explicando que “por esa devoción y nuestro interés en que se le concediera el dogma de la Inmaculada, tenemos el privilegio, único en el mundo, de que los sacerdotes puedan vestir su color azul en su solemnidad”. 

“Ella sigue cuidándonos y no se olvidará jamás de este acto generoso de Consagración” concluyó Manuel.