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Los hermanos sacerdotes de la Diócesis de Getafe, Gonzalo y Jaime Pérez Boccherini Stampa, tomaron posesión como miembros de la Congregación San Pedro Apóstol de Presbíteros Seculares Naturales de Madrid, en una ceremonia que tuvo lugar el 7 de diciembre, víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción en la sede situada en la calle san Bernardo (Madrid).

Fueron admitidos por la Asamblea General presidida por su capellán Gregorio Roldán Collado.

Para el mayor de los hermanos, Gonzalo, este ingreso supone una gran alegría por el sentido de comunión que siempre ha tenido con la provincia eclesiástica de Madrid “especialmente en los años en que era delegado de Juventud y trabajé en la misión joven de las tres diócesis y en las jornadas mundiales de la juventud”.

“También por mi vocación hacia la historia de la Iglesia, ya que soy profesor  en el Centro diocesano de Teología y por la sensibilidad que siempre he tenido hacia el cuidado de los sacerdotes”, añade Boccherini.

Esta misma alegría la manifiesta Jaime, quien añade que está “muy contento de ingresar en esta congregación sacerdotal que tiene 400 años de existencia y a la que han pertenecido personajes de la talla de Lope de Vega, Calderón de la Barca, y más recientemente José María García de la Higuera y los obispos de Getafe, D. Francisco José Pérez y Fernández Golfín, >D. Joaquín María López de Andújar, D. Rafael Zornoza y tantos otros sacerdotes santos”.

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Esta Congregación (https://congregaciondesanpedro.org) fue fundada en 1619 por el presbítero madrileño Jerónimo de la Quintana y de Prado y puesta bajo la advocación y patrocinio del apóstol san Pedro como expresión del espíritu sacerdotal que la distingue y de su fidelidad  -desde la Iglesia de Cristo en Madrid- a la Sede de Pedro en Roma.

La compone un centenar de presbíteros numerarios, admitiendo, también, obispos y presbíteros como honorarios. El obispo diocesano de Madrid es protector nato de la Congregación.

Su objetivo fundacional es el ejercicio de la caridad hacia todos los hermanos en el ministerio, virtud que cultivan a través del encuentro y la mutua atención de los congregantes, especialmente de los enfermos y ancianos y manteniendo viva la espiritualidad sacerdotal. 

La Congregación se destaca siempre en la vida de la diócesis por su culto eucarístico a Cristo Señor y por mantener la devoción a María, Madre de Cristo Sacerdote, en el misterio de su Concepción Inmaculada.