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El obispo D. Ginés García Beltrán realizó la visita pastoral a la Parroquia Nuestra Señora de Zarzaquemada, en Leganés, desde el 13 al 19 de diciembre. Una parroquia que da cobertura espiritual a unos 26.000 vecinos.

El prelado diocesano, acompañado del párroco, Aurelio Carrasquilla, se acercó esos días más intensamente a la realidad pastoral de esta localidad.

Durante la semana se reunió con los grupos y equipos de la parroquia: con los voluntarios de Cáritas, con los catequistas, con los miembros del Consejo de Pastoral y de Economía, los fieles que acompañan de mayores, enfermos o colaboradores del grupo de Liturgia, entre otros.

A lo largo de esas jornadas hubo muchos momentos emotivos como la visita a las familias atendidas por Cáritas parroquial que pudieron compartir con el obispo su situación de precariedad, o la visita a los enfermos más mayores.

El encuentro con las abuelas y las mujeres del ‘Aula de Cultura’ –el grupo de esta naturaleza más numeroso de toda la Diócesis-, dejó intensos y agradables momentos.

El tiempo compartido con los jóvenes confirmandos, el grupo de los scouts, o las comunidades jóvenes dejó también gratos y alegres recuerdos en las mentes de los fieles.

El obispo pudo escuchar testimonios de los integrantes de los distintos grupos de pastoral en los que manifestaron que para ellos “la parroquia es un hogar, una familia donde se sienten acogidos, integrados, queridos y consolados porque se trata de una parroquia que siempre tiene las puertas abiertas”.

El prelado animó a todos a seguir trabajando en los diferentes carismas a los que les ha llamado el Señor y les invitó a “ser una parroquia en salida capaz de evangelizar en el barrio, cada bloque de vecinos y en cada familia”.

Relata el párroco Aurelio Carrasquilla que la visita ha estado llena de momentos que ninguno de los fieles olvidarán y donde han visto la cercanía del obispo hacia ellos.

“La visita terminó con la celebración del Sacramento de la Confirmación y el obsequio al obispo de varios presentes de parte de toda la parroquia: un chocolate con almendras para endulzar; un chaleco para que no olvidemos que hay que mirar al pastor que es quien abre el camino y una taza para los momentos de cercanía” concluye Carrasquilla.