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En referencia a la ampliación ley del aborto Impulsada recientemente por el gobierno de la nación, el obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, ha querido hacer unas reflexiones en el Espejo de la cadena Cope este viernes 16 de septiembre que ayuden a comprender dónde se encuentra “el engaño, la trampa de esta nueva ley que viene a consolidar el aborto libre, en la que cada uno puede abortar cuando quiera y en las condiciones que quiera”.

El prelado getafense ha señalado que “el aborto, con o sin consentimiento paterno, será siempre intrínsecamente malo. Será una maldad, un pecado. Por tanto, esta ley y las leyes anteriores que aprueban el aborto son inmorales”.

 “Hoy quisiera referirme a un engaño, una trampa que se da en esta ley” ha comenzado D. Ginés. “Hoy se discute sobre si una niña de 16 años tiene que pedir o no consentimiento a su padre para abortar. Hay quien piensa que no hace falta –lo cual es una aberración- y  hay quien piensa que sí hace falta. Pero la trampa a la que me refiero es que unos y otros ponen toda la fuerza en el consentimiento del padre como si el consentimiento del padre convirtiera un acto malo en un acto bueno.

Es decir, que con consentimiento o sin consentimiento de los padres, el aborto siempre será malo” reflexiona el obispo.

D. Ginés recuerda que “conforme se han ido ampliando las leyes del aborto, se han ido consolidando también en la conciencia social como algo irreversible, como algo que no está mal, que es fruto del momento en el que vivimos. Pero no es así. Yo quiero llamar la atención y decir que con consentimiento o sin consentimiento el aborto es malo”. 

“Por tanto el debate no está en el consentimiento sino en la maldad intrínseca que lleva a atentar y quitar la vida a un ser humano” insiste.

“Creo que está más que demostrado que desde el momento de la concepción el nuevo ser no es ya su madre sino un ser distinto, un ser con dignidad, un ser que lo que hace es crecer. Cada hombre no viene al mundo por casualidad sino que viene con un proyecto de Dios, una misión de Dios” subraya García Beltrán.

Avisa D. Ginés de que no hay que caer en las trampas del lenguaje  “que son trampas políticas, trampas capciosas. Negando lo pequeño, que nos “traguemos lo mayor””. 

El prelado concluye su reflexión subrayando que esta defensa de la vida del no nacido no es una cuestión religiosa. "Esto es algo que tenemos que pensar y defender. No por ser religioso sino por ser hombres o mujeres, y mucho más por ser hombres y mujeres que seguimos a Cristo” concluye.