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El obispo D. Ginés García Beltrán entregó las llaves de la Parroquia La Inmaculada Concepción (Alcorcón) al nuevo párroco Alberto Iñigo, el pasado sábado 24 de septiembre, en una multitudinaria ceremonia cargada de alegría.

El prelado estuvo acompañado por el arcipreste José Juan Lozano –que acababa de renovar su cargo- sacerdotes de Alcorcón y un gran número de fieles de las distintas parroquias en las que Alberto ha desarrollado su ministerio pastoral.

La celebración estuvo marcada por los simbólicos ritos propios del día, como la entrega de las llaves de la parroquia, de la Palabra, del confesionario o del Sagrario, la lectura del nombramiento de párroco y la renovación de las promesas sacerdotales.

García Beltrán comenzó su homilía con un saludo a todos los presentes y unas palabras de recuerdo al anterior párroco Francisco Cañadas  y de agradecimiento al nuevo, Alberto Iñigo, por su disponibilidad y generosidad.

“Siempre es una gracia la entrada de un nuevo sacerdote en una  parroquia” señaló D. Ginés, añadiendo “muchos de vosotros me habíais pedido un sacerdote misionero y aquí tenéis un sacerdote que lleva la misión en el corazón”.

El obispo prosiguió explicando lo que significa el pastoreo de una parroquia y destacando las cualidades que ha de tener un buen sacerdote “lo que el pueblo espera de nosotros es que seamos hombres de Dios (…); la justicia, la mansedumbre, el amor, la paciencia son cualidades del sacerdote (…), el sacerdote es un hombre de oración”.

“El sacerdote es el motor de una parroquia, pero no es nada si no tiene rebaño, si no tiene pueblo (…) Esta parroquia está muy viva, es muy participativa y yo os animo a seguir contando con vuestros sacerdotes y  a ser testimonio del Señor en medio de este mundo  tan necesitado”.

En referencia al Evangelio, García Beltrán subrayó que “la expresión del poder de Dios es el perdón y la misericordia. Esta es la medida del corazón de Dios y os pido que sea la medida de vuestro corazón”.

Al término de la eucaristía, el nuevo párroco también quiso dirigir unas palabras de cariño y agradecimiento a su comunidad parroquial “a la que conoce desde hace 20 años, al comienzo de su ministerio sacerdotal” y a todas las que le han acompañado a lo largo de su ministerio.

“Vengo a vivir mi fe aquí, y os invito a buscar juntos el rostro de Cristo; a cuidar la formación, la intimidad con el Señor, y la misión. Os invito a anunciar el Evangelio, a salir a la calle (…)  porque viviendo todo esto aparecerá la unión y la comunión” expresó Alberto Iñigo.

El festivo encuentro terminó con un ágape fraterno en el exterior del templo.