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Cientos de peregrinos y romeros, llegados a pie, a caballo o en coche desde Getafe, Parla y otros municipios del sur de la Comunidad de Madrid, acompañaron al obispo diocesano, D. Ginés García Beltrán, en la eucaristía celebrada en honor de la Virgen del Rocío el pasado 17 de junio en el Cerro de los Ángeles.
 
En su homilía, el prelado getafense destacó la importancia de esta tradición popular, que cada año atrae a fieles devotos de la Virgen. También agradeció la presencia de los romeros y recordó que este fervor no se debe perder durante el resto del año.
D. Ginés centró su homilía en el santo Evangelio de ese día, en el que Jesús narraba la parábola de la semilla de mostaza, tan minúscula al principio y tan grande al crecer que se convierte en refugio de aves. El obispo la comparó con el Reino de Dios, que se extendió pronto y con gran fuerza por el mundo entero, gracias al poder de la fe.
El prelado también quiso en este encuentro demostrar su cercanía al colectivo rociero, con el que disfrutó de los cantes religiosos del Coro Del Quemá, de la Casa de Andalucía. Además,  como el resto de los presentes, también se emocionó cuando las jóvenes rocieras ‘mecían y bailaban’ a La Blanca Paloma al ritmo de La Salve Rociera.

 

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El broche final fue la bendición impartida por el obispo a decenas de pequeños romeros que fueron ofrecidos después por sus familiares a Nuestra Señora del Rocío.
D. Ginés, que estuvo acompañado por Félix Garrán, antiguo capellán de la Base Aérea de Getafe y por Luis Vallecillos, párroco de Santa Maravillas de Jesús (Getafe), concluyó felicitando al presidente de la Casa de Andalucía, Luis Grisolía, y al colectivo rociero por su fe y por la defensa de la familia.
Esta celebración puso el broche de oro a un intenso fin de semana de actividades organizadas para celebrar la 33ª edición de la Romería Rociera.