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El obispo D. Ginés García Beltrán, presidió el pasado viernes 15 de junio en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción (Parla) una multitudinaria eucaristía en memoria del sacerdote Mariano Fernández fallecido el día anterior. A ella acudieron gran número de sacerdotes y de fieles además de los miembros de la Corporación Municipal para rendir homenaje y despedir a este presbítero tan querido en la Diócesis de Getafe.
Publicamos a continuación un testimonio que resume  el cariño de todos los fieles diocesanos:
“El pasado jueves 14 de junio Mariano Fernández, ‘Marianito’ para nosotros, pasó a los brazos del Padre. El ministerio del sacerdocio, es un don que él recibió y del que todos nos hemos beneficiado. ¡Cuánto bien ha hecho con su servicio, en la dedicación a los enfermos en el hospital de Leganés!, su experiencia de enfermedad en la vida fue ocasión de dar una palabra de aliento a los que allí se encontraban.
Como consiliario de la Hermandad de Nuestra Señora de Butarque, mostró su amor a la Virgen María. Colaborando, siempre disponible en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción en Parla, para bodas, bautizos, comuniones y funerales, pero también en las confesiones en los tiempos litúrgicos fuertes, mostraba de quien era su vida.
Hemos visto a un hombre conmovido en las fiestas de la Virgen de la Soledad, deseoso de prepararlas con el septenario y orgulloso de vivirlas. Se le iluminaban los ojos como si estuviera gustando las palabras que en sus sermones nos dedicaba. ¡Con cuánto agrado celebraba en la ermita de su Patrona!
Hombre cercano y sencillo que muchas veces se sentaba en la carnicería de sus hermanas y conversaba con todos cuantos nos acercábamos, transmitiéndonos calma y sensatez en sus juicios; que en muchas ocasiones ha peregrinado y acompañado diversas excursiones organizadas por la hermandad, como uno más, igual de necesitado que todos.
El día del Corpus Christi de este año, el arciprestazgo de Parla se reunió en la explanada de la Ermita para concelebrar junto a al vicario general D. José Mª Avendaño y a los demás sacerdotes de Parla la santa misa y acompañar en procesión a nuestro Señor.  Ahí estaba él, (enfermo y en camino), este gesto suyo condensa donde tenía puesto el corazón, y el Señor sostuvo misteriosamente la debilidad de su cuerpo para que pudiera acompañarle por última vez.
Su funeral ha sido testimonio de la comunión de un pueblo y de sus hermanos sacerdotes con el obispo diocesano y su auxiliar s a la cabeza, en torno a él, arropado por el manto de la Virgen. La Iglesia que le vio nacer y le incorporó a su seno, le acogió amorosa con cantos de alegría, un canto que resonaba fuera del templo como si celebrásemos fiesta, sorpresa para cuantos pasaban cerca ¿qué sucede? ¿Puede ser éste un funeral?
La belleza de la liturgia, tan amorosamente preparada, sobrecogía el corazón. Para sorpresa y alegría, también la Corporación Municipal salió en pleno del Ayuntamiento y se dirigió a la Iglesia para despedirle en su capilla ardiente.
Gracias Señor por hacerte cercano a través de los sacerdotes, en especial por Mariano que en vida y muerte ha sabido testimoniarte a Ti como centro de la vida”.
María Eugenia García Bermejo