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Un nutrido grupo de familias de la Diócesis de Getafe, conformado por más de 200 personas de todas las edades, completaron los días 27 y 28 de abril una nueva etapa del Camino de Santiago junto al obispo emérito, D. Joaquín María López de Andújar.

En esta ocasión, los peregrinos que están participando en esta iniciativa de Acción Católica que comenzó en 2014, cubrieron a pie el trayecto entre los municipios leoneses de Reliegos y Astorga, en cuyo Seminario Diocesano se alojaron.

La peregrinación comenzó el 27 de abril en Reliegos y fue por Mansilla de las Mulas, con una parada en Arcahueja, donde los vecinos del lugar les esperaban para compartir la eucaristía en la Parroquia Santa María.

Después de reponer las fuerzas del alma y las del cuerpo, continuaron su camino hasta terminar en León la etapa de ese día.  

Una vez allí, fueron directos a la Catedral para dar gracias a Dios y realizar una visita guiada que les mostró las maravillas del templo erigido en el siglo XIII.  

Al día siguiente se pusieron nuevamente en marcha. Celebraron la misa en la fiesta de la Divina Misericordia en la localidad de Hospital de Órbigo y terminaron en las faldas de Astorga, en plena comarca de la Maragatería, donde la vista de la Catedral gótico-plateresca y el Palacio Episcopal de Gaudí les alentaron a tener allí su encuentro para las siguientes etapas del próximo otoño.

“Lo importante de esta gran familia peregrina es que nuestros hijos van creciendo, que los que eran niños son adolescentes, que los bebés ahora son niños, que los padres compartimos caminos y vida, en la que nos ayudamos unos a otros como familia,  como pueblo en marcha por caminos a veces fáciles, a veces más costosos, pero siempre amparados por nuestros sacerdotes y por la presencia de nuestro obispo emérito D. Joaquín, que camina con nosotros”, señala Ana Sánchez, una de las peregrinas.

“Y lo más importante es que lo que nos une y nos pone en marcha es nuestra fe. La fe que queremos seguir interiorizando y aprendiendo para transmitirla en medio de nuestras limitaciones. La fe que vivimos y que descubrimos por los pueblos que otros han transitado antes”, apunta esta feligresa diocesana.