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Mons. Luis Arguello, obispo auxiliar de Valladolid, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, participó en la tarde del 22 de enero en un encuentro con el grupo de comunicadores de la Diócesis de Getafe que se celebró en la Parroquia Santa Maravillas de Jesús (Getafe) y que presidió el obispo D. Ginés García Beltrán.

 

El acto comenzó con la celebración de la santa misa, concelebrada por ambos prelados y por el delegado diocesano de Medios de Comunicación, Julián Lozano. A continuación Mons. Argüello dirigió a una treintena de comunicadores unas palabras bajo el título “Lo que la Iglesia pide al comunicador católico”. En la charla el prelado presentó los principales retos de la comunicación eclesial en la coyuntura social, política y religiosa actual.

 Partiendo de un análisis de los principales cambios de época de la historia que han desembocado en la situación actual, Argüello insistió en que “vivimos un momento histórico donde la religión del Dios que se ha hecho hombre ha de anunciarse al hombre que se cree dios”. Invitó a los asistentes a ser conscientes de este contexto, y a permanecer fieles a la vocación a la que han sido llamados: “comunicar la Buena Noticia del Evangelio a través de los medios de comunicación”.

Poco después el obispo auxiliar de Valladolid hizo referencia a la situación de Venezuela -país que ha visitado recientemente- que está sufriendo una involución a todos los niveles, que el prelado definió como un “proceso de africanización” en relación a la grave pérdida de condiciones materiales de vida, debido a que el hombre ha querido vivir un humanismo sin Dios “que le ha llevado al anti humanismo”.

En otro orden, destacó Argüello que en la actual cultura dominante se hace un elogio de la diversidad pero se renuncia a la diferencia, cuando lo que la Iglesia dice sobre todo es que “hay que acoger al diferente, la diferencia es algo legítimo”. Ante ello, “los cristianos estamos llamados a ser cauce de una cultura del encuentro que no anule la diferencia” insistió el portavoz de la CEE, haciendo referencia a las palabras del Papa Francisco. "En una cultura profundamente emotivista, la iglesia debe reivindicar la dignidad de la razón y de la libertad. Nuestra fe no sólo no las disminuye, sino que las potencia”. 

En relación al clima de tensión que se vive en la sociedad, y que también se percibe en el seno de la Iglesia, monseñor Argüello recordó que "es importante que nos demos cuenta de que no tenemos una perspectiva total y completa de cada situación. Y estamos llamados a buscar el encuentro para unir perspectivas, para lograr un encuentro profundo”.

“En los cambios de época como el que vivimos siempre hay tensiones. Cuando se está dando un giro, hay hermanos que pisan una orilla y hermanos que pisan otra. Unos gritan fidelidad y otros, novedad. Lo católico es unir ambos gritos”, aseguró el prelado. 

En cuanto a las propuestas de futuro, y ante la proximidad del Congreso Nacional de Laicos organizado por la CEE apuntó el ponente: “Todo lo que podamos hacer por hacer pueblo de Dios, por hacer Iglesia, es la mejor manera de hacer sociedad”. 

Continuó indicando el modo para hacerlo: “Para ello tenemos que comunicar partiendo de la Fuente, que es Cristo. Hay que anunciar la salvación, el amor de Cristo y tenemos que hacerlo cuerpo a cuerpo, como propone el papa Francisco”. Promover la amistad social y evitar encerrarse en las propias comunidades, para que las diferencias puedan traer fecundidad, fueron otras de las sugerencias que compartió Argüello. 

El portavoz concluyó recordando que "en cada cambio de época el Espíritu Santo nunca ha faltado a la cita, y se ha manifestado en los santos y en los concilios”, en referencia al Vaticano II. 

Después de las palabras de Mons. Argüello, el obispo anfitrión, D. Ginés García Beltrán, clausuró el encuentro invitando a todos los presentes a asistir a la entrega de los Premios Bravo de la Comunicación, en la celebración que tendrá lugar el día 31 de enero, en la sede de la Conferencia Episcopal.

No quiso terminar su intervención sin insistir en la necesidad de no entrar en polémica “no caer en las trampas que nos surgen a diario en las muchas redes sociales” y  hacer una reflexión desde la razón.